martes, 21 de mayo de 2024

UNAS BREVES CONSIDERACIONES SOBRE EL “PROBLEMA" DE LA BAJA NATALIDAD

 Desde hace algún tiempo proliferan las noticias y opiniones sobre la "extremadamente baja" natalidad de la población española, interpretándose como un grave problema. Podría pensarse que se ha descubierto ahora que la natalidad registra en nuestra sociedad una evolución descendente desde hace ya 50 años y que llevamos decenios batiendo récords de baja fecundidad en Europa y en el mundo.

lunes, 13 de mayo de 2024

LA VIVIENDA COMO FACTOR ESENCIAL EN EL DESARROLLO SOSTENIBLE Y EN LA INTERNACIONALIZACIÓN DE MADRID


La Universidad Carlos III y el Ayuntamiento de Madrid organizan una Jornada sobre la Internacionalización de Madrid en la que se me encarga que exponga algunas ideas sobre la “sostenibilidad de la vivienda”.


En síntesis, estas han sido las ideas que he tenido la oportunidad de exponer:

El concepto de “VIVIENDA” es poliédrico, hay que observar a la vivienda desde distintas perspectivas y con distintos objetivos. Si nos centramos en el desarrollo sostenible hay que considerar que:

  •      Disponer de una vivienda es un derecho humano reconocido con carácter universal
  •      La vivienda es una porción del espacio urbano de uso privado y, en conjunto, suponen la mayor parte de la superficie construida. 
  •      De las características de la vivienda depende la calidad de vida de las personas.
  •      La vivienda es un activo económico y puede ser una inversión o una forma de ahorro. El sector inmobiliario tiene un gran peso en el PIB de la ciudad y gran incidencia en las Haciendas Locales.

También el concepto de DESARROLLO URBANO SOSTENIBLE requiere algunas puntualizaciones: Generalmente el desarrollo urbano se identifica con los procesos de crecimiento espacial, económico y demográfico, pero ese planteamiento es claramente contrario a la sostenibilidad.  El desarrollo urbano para que sea sostenible debe suponer: mayores niveles de equidad, mayor eficiencia económica, mejoras en la satisfacción de los derechos básicos de las personas (vivienda, sanidad, educación, trabajo… ) y ha de producirse dentro del marco de los objetivos de la Agenda 2030. 

Para que el desarrollo urbano sea sostenible sus viviendas han de ser asequibles económicamente. Es decir, no deben estar por encima de la capacidad de renta de sus residentes, no evolucionar por encima de los salarios. Una oferta de vivienda excesivamente cara repercute al alza en los salarios y termina incidiendo negativamente en la eficiencia económica de la ciudad, lo que actuará como un factor negativo de localización, haciéndola menos competitiva y poniendo en cuestión su internacionalización.

Cuando la vivienda no es asequible el desarrollo de la ciudad se hace insostenible en términos sociales. El precio de la vivienda va a acentuar los desequilibrios socio-espaciales y puede convertirse en el principal factor de exclusión. Hay pocos procesos más insostenibles que el crecimiento de las desigualdades.

En otro orden de cosas, la industria de la construcción de viviendas nos enfrenta, de una manera muy directa, a la sostenibilidad medioambiental. El crecimiento espacial debe adaptar el consumo de materias primas: en primer lugar el suelo, que es imprescindible y limitado. Tanto el sector inmobiliario como las administraciones públicas deben corregir sus actitudes desarrollistas, dejando de actuar como si el suelo urbano, el territorio, estuviera destinado a construirse sobre él lo más posible y lo antes posible, hasta su total colmatación. Es una actitud desarrollista que se mantiene durante decenios y que es claramente opuesta a la sostenibilidad. 

La industria de la construcción, de la mano de las nuevas tecnologías, debe avanzar con rapidez en la reducción de la “huella de carbono”, desde el diseño de los proyectos, las materias primas utilizadas y el consumo de energía en la edificación. También hay que seguir avanzando en optimizar la eficiencia energética en la utilización de las nuevas viviendas, con el objetivo de que lleguen a tener “consumos cero”. Objetivo necesario para el medioambiente y conveniente económicamente para los usuarios. 

Pero el mayor reto está en actuar sobre el parque inmobiliario existente, con unos niveles de eficiencia energética muy por debajo de los estándares necesarios para aproximarnos a los objetivos de la Agenda 2030. Es prioritario mejorar la eficiencia energética de las viviendas que conforman la mayor parte del parque residencial de nuestras ciudades. 

En conclusión:

  • Las viviendas, el parque residencial en su conjunto, juega un papel fundamental en la sostenibilidad y la internacionalización de Madrid. 
  • No será sostenible una ciudad en la que crezcan las desigualdades que propicia un mercado de vivienda excesivamente caro.
  • La vivienda mas sostenible es la que no se construye. Hay que tender a construir sólo las viviendas en función de las necesidades: qué viviendas, dónde y para quien. 
  • Es necesario reducir la huella de carbono del proceso de construcción y mejorar la eficiencia energética de todo el parque residencial existente.
Julio Vinuesa

jueves, 9 de mayo de 2024

LAS PERSONAS MAYORES Y EL ESPACIO URBANO

 


Participación en un ciclo sobre Vivienda, Ciudad y Territorio, organizado por la Asociación ISEGORIA

 

En la sesión he propuesto algunas reflexiones sobre la interacción existente entre la “población mayor” y un espacio urbano en transformación, los problemas y las oportunidades.  

 

Desde hace medio siglo la dinámica demográfica acelera el proceso de envejecimiento de la población, provocado por dos causas distintas y con efectos diferentes: disminuye la natalidad y aumenta la esperanza de vida. De la segunda se deriva la existencia de un grupo social nuevo, muy numeroso y creciente y que no existía hace cincuenta años: el de las “personas mayores”.

 

El grupo de “personas mayores”, en contra de la homogeneidad que se le supone, presenta una gran heterogeneidad, que se acentúa en la medida en que se amplia como efecto de la prolongación de la vida. Ello invita a reflexionar acerca de la necesidad de revisar los criterios y actitudes sobre el significado de la edad. Los prejuicios con respecto a la edad responden a una actitud antigua y quizás no se le está prestando la atención necesaria. Los términos “edadismo”, “viejismo” hacen referencia a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad, que tienen graves consecuencias especialmente para las personas mayores. Las informaciones disponibles y la capacidad de análisis de las nuevas tecnologías permitirían realizar tipologías de personas más precisas y detalladas. La utilización de otros criterios, más allá de la fecha de nacimiento, permitiría unas respuestas normativas mas acorde con la realidad, por ejemplo al establecer la edad de jubilación. 

 

La práctica totalidad de los elementos que condicionan la calidad de vida de las personas mayores tienen carácter local. Hay que centrar la atención en la respuesta que reciben las personas mayores al derecho a una vivienda digna y adecuada y al derecho a la ciudad, que son indisociables. Tal como viene señalando la OMS, “las personas mayores, en particular, requieren entornos de vida facilitadores y de apoyo para compensar los cambios físicos y sociales asociados al envejecimiento”. Hay que facilitar la adecuación de sus viviendas y poner a su disposición los equipamientos y servicios accesibles y adecuados a sus específicas y crecientes necesidades sanitarias y de dependencia. También deberán incrementarse las dotaciones de los equipamientos facilitadores de las relaciones sociales.

 

En muchas de nuestras ciudades predominan los espacios urbanos creados en las décadas de los 50 a los 80 mediante crecimientos muy rápidos, de los que resultan unas estructuras de población con perfiles sociales y de edad muy marcados y parques residenciales de escasa calidad y actualmente deteriorados, con déficit de accesibilidad, de confort térmico, de eficiencia energética… Es necesario un gran esfuerzo de regeneración y adecuación, que no se está haciendo. Al contrario, la falta del necesario control urbanístico, hace que prosperen en las zonas centrales procesos de expulsión de los residentes por gentrificación y turistificación, que afectan especialmente a la población mayor.

 

En España la inmensa mayoría de las personas mayores son propietarias de su vivienda, lo cual es algo muy positivo desde una perspectiva personal y social, pero también presenta algunos inconvenientes. La seguridad que da la propiedad es una ventaja, pero una estructura de propiedad tan atomizada crea rigideces, por ejemplo, para impulsar y facilitar procesos de regeneración de los edificios o de adecuación de la vivienda a los cambios en la composición del hogar y a las necesidades derivadas de la edad. La vivienda en propiedad, como ahorro, ofrece la oportunidad de utilizar ese patrimonio inmobiliario personal para hacer frente a las crecientes necesidades sanitarias y de dependencia, pero hacen falta desarrollos normativos que regulen y favorezcan este tipo de soluciones que permitirían obtener rendimientos vitalicios con la propia vivienda. La legislación sobre la herencia está siendo también un obstáculo para una fluida rotación de los patrimonios familiares, con incidencia en el volumen de viviendas que permanecen vacías. 


Julio Vinuesa