Tercera sesión del Curso
“¿Recuperar los viejos espacios o construir otros nuevos?” ha sido el tema de la tercera sesión ordinaria del curso “Madrid, una ciudad para las personas. El compromiso de la participación”, que se viene desarrollando durante los meses de octubre de 2011 a mayo del 2012.
Participaron Luis Moya González, arquitecto y catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) de la Universidad Politécnica de Madrid y María Roces González, miembro de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). José María de la Riva Ámez, profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, moderó la sesión.
La sesión dio inicio con una reflexión del moderador sobre el concepto de renovación y sobre cómo la ciudad de Madrid se ha desarrollado al margen de la ordenación del territorio. A continuación incluimos el texto completo.
Intervención de José María de la Riva Ámez
CONCEPTO DE REHABILITACIÓN
RAE: “Conjunto de métodos que tiene por finalidad la recuperación de una actividad o función perdida o disminuida por traumatismo o enfermedad”
Parece que la sociedad tiene asimilado el término a referencias sanitarias y no a la rehabilitación de la ciudad. Una acotación al hilo, es parte del problema que hay en las posibilidades de participación en el ámbito de la ordenación del territorio, EL LENGUAJE CRÍPTICO QUE SE UTILIZA, que seguramente este bien entre profesionales, pero que hace difícil que cualquier persona, no iniciada, se acerque a opinar al respecto.
Pero si quisiéramos trasladar el concepto al ámbito de la recuperación de la ciudad, podríamos decir que REHABILITACIÓN es: la rehabilitación residencial y urbanística es el conjunto de actuaciones que tienen como objetivo la recuperación de las funciones perdidas o disminuidas de la ciudad, un barrio, un edificio o grupo de ellos, o de una vivienda o varias, debido al paso del tiempo y por ende a su obsolescencia, su degradación arquitectónica, urbanística o ambiental, por su inadaptación a la realidad demográfica, socio familiar o económica cambiante, por su ineficiencia energética y ambiental o por haberse convertido en un mal lugar para la vida de sus residentes. Hay que añadir que muchas de las zonas urbanas o de los edificios que merecen ser rehabilitados nunca cumplieron correctamente la función para la cual fueron diseñados y es ahora cuando hay que otorgárselas mediante algún proceso de rehabilitación. (1)
Para centrar, mínimamente, la propuesta de diálogo que hoy traemos, quiero plantear algún dato y alguna reflexión al respecto.
En diciembre de 2010, el Ministerio de Fomento nos dice que a esa fecha en España están sin vender 687.523 viviendas nuevas, la mayor parte en zonas costeras vinculadas al turismo y además en las dos Castillas (Castilla y León y Castilla La Mancha), en este caso el proceso, en gran parte tiene que ver con la dispersión producida como efecto del modelo de expansión del Área Metropolitana de Madrid (Segovia, Ávila, Toledo, La Sagra, etc.).
En septiembre de 2011 el departamento de estudios de CatalunyaCaixa, dice que el número de viviendas sin vender es de 818.000.
Esto pone en evidencia varias cosas, que algunas no vienen al caso, como la falta de una estructura fiable del número de viviendas que hay en España, pero sobretodo, ¿sabemos cuántas viviendas vacías tenemos? En un estudio que realizamos los profesores Vinuesa, Palacios y yo mismo en 2007, entregado en febrero de 2008, al entonces Ministerio de Vivienda, sobre “VALORACIÓN Y CUANTIFICACIÓN DEL FENÓMENO DE LAS VIVIENDAS DESOCUPADAS” llegamos a una aproximación para diciembre de 2006, de 2.310.111 viviendas vacías potencialmente utilizables para el alquiler, que supone un capital inactivo (suponiendo un alquiler de 5,36 €/m2) de 10.653 millones de €. Un tercio de los “recortes” que parecen necesarios en la economía española.
Es, por tanto, urgente que busquemos un modelo que funcione con criterios de SOSTENIBILIDAD (Económica, social y medioambientalmente), un modelo integral que debería estar basado en:
1. Una coordinación de la Ordenación normativa.
2. Que la banca y la iniciativa privada jueguen un papel social en el desarrollo de la ciudad.
3. Recuperación de la función social del sector que proporciona la habitabilidad.
4. Reducción de la demanda de suelo, que evitará mayor dispersión de las ciudades.
5. Reducción de nuevos materiales y generación de residuos.
6. Adaptación tecnológica a nuevos requerimientos energéticos.
7. Un número creciente de viviendas vinculadas a las administraciones públicas, gestionadas a través de la economía social, con un peso muy importante del alquiler, que en el caso de la VPO debería ser del 100%, dado que no parece razonable “privatizar” las plusvalías públicas.
El proceso rehabilitador no debe limitarse al uso residencial. Es importante acometer procesos integrales, barrios, conjuntos urbanos, centros históricos, pero de forma muy apremiante las periferias urbanas que contienen polígonos residenciales de los años 40 a 60 del siglo pasado. Sería en este punto, si hay lugar a lo largo del debate, importante hablar de cómo el Plan General de 1985 de Madrid, en esta clave, fijo nada menos que 19 polígonos que fueron desarrollados como Bolsas de Deterioro Urbano (BDU) y que permitió recuperar espacio para más de 20.000 viviendas, en asentamientos que habían quedado al margen de los procesos de crecimiento y expansión de los años 50 y 60 del pasado siglo, zonas de chabolismo, situaciones de aislamiento por desarrollo de infraestructuras y la periferia de los núcleos anexionados a Madrid tras la Guerra Civil.
3. Recuperación de la función social del sector que proporciona la habitabilidad.
4. Reducción de la demanda de suelo, que evitará mayor dispersión de las ciudades.
5. Reducción de nuevos materiales y generación de residuos.
6. Adaptación tecnológica a nuevos requerimientos energéticos.
7. Un número creciente de viviendas vinculadas a las administraciones públicas, gestionadas a través de la economía social, con un peso muy importante del alquiler, que en el caso de la VPO debería ser del 100%, dado que no parece razonable “privatizar” las plusvalías públicas.
El proceso rehabilitador no debe limitarse al uso residencial. Es importante acometer procesos integrales, barrios, conjuntos urbanos, centros históricos, pero de forma muy apremiante las periferias urbanas que contienen polígonos residenciales de los años 40 a 60 del siglo pasado. Sería en este punto, si hay lugar a lo largo del debate, importante hablar de cómo el Plan General de 1985 de Madrid, en esta clave, fijo nada menos que 19 polígonos que fueron desarrollados como Bolsas de Deterioro Urbano (BDU) y que permitió recuperar espacio para más de 20.000 viviendas, en asentamientos que habían quedado al margen de los procesos de crecimiento y expansión de los años 50 y 60 del pasado siglo, zonas de chabolismo, situaciones de aislamiento por desarrollo de infraestructuras y la periferia de los núcleos anexionados a Madrid tras la Guerra Civil.
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(1) La rehabilitación: una oportunidad para la reconversión del sector de la edificación. Documento de Debate de la Fundación Ideas. Junio 2011.
Posterior a la reflexión y previo a la intervención de los ponentes invitados se presentó un vídeo (acceso al vídeo) que propone reflexionar en torno al debate sobre la recuperación de los viejos espacios en la ciudad consolidada o construir otros nuevos en las zonas periféricas. Se trató de dar respuesta a si ¿es viable continuar con el modelo de los grandes ensanches periféricos o se debe centrar la atención en las necesidades de renovación, adaptación y puesta en valor de la ciudad existente? Además de plantear si ¿es el planeamiento urbanístico la mejor herramienta para un cambio de modelo? y ¿qué elementos hacen falta para lograr que así sea?
José María de la Riva Ámez
Profesor Honorario del Departamento de Geografía de la UAM
Profesor Honorario del Departamento de Geografía de la UAM
Posterior a la reflexión y previo a la intervención de los ponentes invitados se presentó un vídeo (acceso al vídeo) que propone reflexionar en torno al debate sobre la recuperación de los viejos espacios en la ciudad consolidada o construir otros nuevos en las zonas periféricas. Se trató de dar respuesta a si ¿es viable continuar con el modelo de los grandes ensanches periféricos o se debe centrar la atención en las necesidades de renovación, adaptación y puesta en valor de la ciudad existente? Además de plantear si ¿es el planeamiento urbanístico la mejor herramienta para un cambio de modelo? y ¿qué elementos hacen falta para lograr que así sea?
¿Recuperar los viejos espacios o construir otros nuevos?
Intervención de María Roses González (texto facilitado por la ponente)
La prevalencia de la intervención sobre los barrios consolidados de la ciudad al objeto de cubrir sus déficit y paliar los desequilibrios interbarriales e interdistritales ha guiado la lucha reivindicativa de las asociaciones vecinales en sus más de cuatro décadas de existencia. En consecuencia, el principio rector de sus propuestas urbanísticas y de planificación y ordenación del territorio ha sido la prioridad de intervención sobre la ciudad consolidada frente a los nuevos desarrollos.
Intervención al objeto de: completar el sistema dotacional público, sus déficits y desequilibrios en la distribución territorial; ampliar y mejorar el sistema verde y de espacios libres; defender y potenciar el tejido industrial, evitando la expulsión fuera de la ciudad consolidada de los usos "pobres" (vivienda social, industria, dotaciones...) en beneficio de los usos "ricos" (vivienda libre, oficinas, edificios industriales emblemáticos, comercio, locales de ocio, hoteles...); recualificar determinados ejes; transformar los espacios obsoletos o disfuncionales interiores (cocheras y/o depósitos municipales, instalaciones militares, terrenos y edificaciones infrautilizados de Renfe, etc.) para la promoción de vivienda de promoción pública y/o de protección oficial, los usos dotacionales y zonas verdes; potenciar la red de transporte público; restringir el tráfico en y hacia las áreas centrales de la ciudad; rehabilitar, recuperar y conservar el casco antiguo y el centro histórico; rehabilitar o, en su caso, remodelar el caserío en estado deficiente de las colonias municipales, los polígonos de promoción pública y el patrimonio inmobiliario público; rehabilitar las colonias de vivienda de protección oficial de promoción privada; erradicar el chabolismo y la infravivienda; penalizar fiscalmente la vivienda vacía para su puesta en uso y salida al mercado de arrendamiento...
La lucha por un alojamiento digno y por la dignificación de los barrios populares se encuentran, con la lucha por las libertades y la participación ciudadana en democracia, entre las principales causas del surgimiento del asociacionismo vecinal madrileño a finales de los años sesenta.
La ofensiva vecinal y la movilización generalizada de los setenta se saldará (Orden Comunicada de mayo de 1979 y Real Decreto 1133/1984) con el programa de remodelación de barrios: algo más de 38.000 viviendas de promoción pública en once distritos; complementado, en los ochenta, con el programa de renovación de barrios (decretos 100/1986 y 44/1990 de la Comunidad de Madrid): actuación pública sobre otras 6.000 viviendas en siete distritos. En los noventa, las cooperativas vecinales adscritas a la FRAVM auto gestionan en la ciudad de Madrid 2.653 viviendas protegidas de promoción privada (Plan 18.000 y otros concursos de suelo) y 498 viviendas del IVIMA en alquiler para jóvenes; simultáneamente, la presión vecinal, traducida en innumerables acciones y movilizaciones, logrará que progrese la erradicación del chabolismo y el desmantelamiento de los asentamientos marginales (el desmantelamiento de ocho de los más conflictivos poblados en la década de los noventa producirá 1.300 realojos).
Las áreas y zonas de rehabilitación integral promovidas por el asociacionismo vecinal integrado en la FRAVM alcanzaron en algo más de dos décadas —desde 1989, cuando prendiera en el barrio de Embajadores la lucha contra las declaraciones de edificios en ruina y en defensa del patrimonio inmobiliario residencial— las 68.000 actuaciones programadas en la ciudad de Madrid; actuaciones que quedarían reducidas a la mitad tras decretar, en febrero de 2011, la Comunidad de Madrid la finalización de actuaciones en una decena de zonas de rehabilitación integral impulsadas por asociaciones vecinales federadas.
Si el planeamiento general de 1985, en cuya elaboración se vuelcan las asociaciones vecinales, recoge parte sustancial de las reivindicaciones y luchas vecinales de la década anterior (especialmente la oposición a las determinaciones del planeamiento parcial del 63 y la inaplazable necesidad de equipar los barrios), el proceso de su revisión —pues consagra un modelo de ciudad ultra desarrollista y el crecimiento al límite de capacidad— concita el rechazo del asociacionismo vecinal tanto cualitativa como cuantitativamente: las asociaciones federadas lideran la presentación de sugerencias y alegaciones al que sería Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 y después la confrontación, en incontables operaciones urbanísticas, con su planeamiento de desarrollo.
La permanente lucha por la mejora y dotación de los barrios populares, otra de las señas de identidad del movimiento vecinal madrileño, ha fructificado en el sinnúmero de equipamientos con sello vecinal conseguidos en barrios y distritos: centros educativos, deportivos, sociales, culturales, de servicios públicos, sanitarios… entre los que destacan, desde finales de los años noventa, por su número y envergadura los adscritos a los planes especiales de inversiones y actuaciones en los ocho distritos del sureste (Usera, Villaverde, Puente y Villa de Vallecas, Latina, Carabanchel, San Blas, Vicálvaro) y el de Tetuán. Los planes de inversión en los citados distritos han sido complementados, en el periodo 2009-2012, por los planes de barrio, que programan la intervención social alrededor de diez ejes (1) en una veintena de barrios desfavorecidos de la ciudad de Madrid.
Los grandes parques urbanos —la pelea bien por su consecución o por la preservación y regeneración de los existentes— han sido otra constante de la acción medioambiental de las asociaciones vecinales: Casa de Campo, Dehesa de la Villa, parques lineales del Manzanares y de Palomeras, Pradolongo, Valdebernardo, cuñas verdes de O`Donnell, de Vicálvaro y de Latina, Casa de campo de Valdebebas son algunos de los hitos.
Los vecinos y vecinas de la ciudad de Madrid le deben, en buena medida, la prolongación del metro a los barrios consolidados de Vallecas, Hortaleza, Vicálvaro, Ciudad Lineal, Carabanchel, Usera y Villaverde, San Blas, Barajas… al empeño y movilización de sus asociaciones vecinales; y también, en cierto modo, la extensión de la red de autobuses. Les deben la eliminación de los pasos elevados de Santa María de la Cabeza y Cuatro Caminos, la gran vía de Villaverde, la vía verde de Ciudad Pegaso-Alameda de Osuna y las áreas de prioridad residencial del casco histórico, por citar sólo unas cuantas conquistas en materia de transporte público y movilidad.
Será con este bagaje y manteniendo estos principios rectores y estas mismas posiciones como abordará la FRAVM el proceso de revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, incipiente aún y apenas esbozado por el equipo municipal en torno a cuatro objetivos básicos: Madrid ciudad de oportunidades económicas, sostenible, cohesionada y con calidad de vida.
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(1) Ejes: Empleo; Educación, infancia y juventud; Servicios sociales y familia; Mayores; Mujer, igualdad de oportunidades; Convivencia; Deporte y cultura; Seguridad y movilidad; Escena urbana; Apoyo al asociacionismo. Barrios: Villaverde Alto, Villaverde Bajo, San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde); Caño Roto (Latina); Lavapiés, plaza Soledad Torres Acosta (Centro); Pozo-Entrevías, Fontarrón (Puente de Vallecas); La Elipa (Ciudad Lineal); Poblados A y B de Fuencarral; San Fermín, Meseta de Orcasitas, Orcasur (Usera); Pan Bendito, San Isidro, Comillas (Carabanchel); Simancas, Gran San Blas (San Blas); Ventilla-Almenara, Bellas Vistas (Tetuán).
(1) Ejes: Empleo; Educación, infancia y juventud; Servicios sociales y familia; Mayores; Mujer, igualdad de oportunidades; Convivencia; Deporte y cultura; Seguridad y movilidad; Escena urbana; Apoyo al asociacionismo. Barrios: Villaverde Alto, Villaverde Bajo, San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde); Caño Roto (Latina); Lavapiés, plaza Soledad Torres Acosta (Centro); Pozo-Entrevías, Fontarrón (Puente de Vallecas); La Elipa (Ciudad Lineal); Poblados A y B de Fuencarral; San Fermín, Meseta de Orcasitas, Orcasur (Usera); Pan Bendito, San Isidro, Comillas (Carabanchel); Simancas, Gran San Blas (San Blas); Ventilla-Almenara, Bellas Vistas (Tetuán).
María Roces González
Comisión de Urbanismo, Vivienda y Rehabilitación Urbana de la FRAVM
Comisión de Urbanismo, Vivienda y Rehabilitación Urbana de la FRAVM
Intervención de Luis Moya González
Su intervención partió, de la importancia de acordar una utilización adecuada de los conceptos, por ejemplo el RE, de re-utilización, re-habilitación, re-generación. Son términos que deberían ser empleados de forma similar o por lo menos a partir de una concepción compartida en su uso.
A través de los años, se ha demostrado que en las ciudades a veces se opta por centrarse en construir mucho y hacerlo todo nuevo, en otros casos se centra en la conservación de los centros. Pero a partir del momento en que nos encontramos, surge la pregunta de ¿Porqué rehabilitar?
- Crisis estructural del sistema económico.
- Rehabilitar es más barato que construir de nuevo.
- La conciencia ecológica, que nos invita a un cambio de modelo.
- 1,3 millones de nuevas viviendas sin estrenar en España.
La importancia del Plan General de Ordenación Urbana se centra en el cruce de las decisiones provenientes de abajo (del trabajo coordinado por la comunidad a partir de sus necesidades) con las decisiones de arriba (el criterio político) apoyado en el trabajo técnico que dé respaldo a las propuestas.
A continuación se muestran algunas de los ejemplos presentados como estudio de casos:
Poblado de Absorción Fuencarral – Arq. Alejandro de la Sota
Urbanización y poblado de absorción de Fuencarral B, como ejemplos de buena arquitectura que han terminado en casos de despilfarro.
Proyecto Plata y Castañar, Villaverde. Arq. Juan Montes Mieza
Primer barrio de tipología especial del Consorcio para el Realojo de Población Marginal.
Primer barrio de tipología especial del Consorcio para el Realojo de Población Marginal.
San Fernando de Henares, Madrid
Corresponde a un núcleo dormitorio convertido en aparcamiento. Cada vez hay más movimientos periféricos en la ciudad de Madrid que hacen necesaria la utilización del automóvil. Sin embargo, la localización de los coches debe atenderse con una visión global y estructural, y dar pie a otras alternativas, por ejemplo el empleo de aparcamientos en altura.