Séptima Sesión del Curso
“¿Qué va a hacer el Plan General para reequilibrar Madrid?” ha sido la pregunta planteada para la séptima sesión del curso: “La Revisión del Plan General: ¿Una oportunidad para participar en el futuro de Madrid?”.
Participaron José Luis Infanzón Priore, Director de la Revisión del Plan General de Madrid (en sustitución de Mª de la Paz González García, Concejala del Partido Popular. Delegada del Área de Gobierno de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid) y Marcos Sanz Agüero, Concejal Socialista del Ayuntamiento de Madrid. José Segovia Pérez, filósofo, moderó la sesión.
¿Qué va a hacer el Plan General para reequilibrar Madrid?
El moderador inició con una explicación sobre el sentido de la sesión y específicamente con respecto a su título. Sólo pensar en este tema en la actualidad es importante, ya que vivimos en una época quizás, la más abrupta desde la revolución industrial.
La fundación de la ciudad, la polis, tiene dos objetivos: el primero, la seguridad y el segundo, la libertad de expresión como derecho ciudadano, elementos que definen la democracia. Un dilema importante a tomar en consideración en la ciudad actual es la seguridad versus la renuncia de la libertad.
Respecto a la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), como motivo explícito de ésta sesión, se debe decir que no hay decisiones puramente técnicas. El PGOU como plan técnico no resuelve los problemas sino que establece las condiciones para que determinados inconvenientes no aparezcan.
José Luis Infanzón Priore, no hay nada exclusivamente técnico, continuando con las palabras de José Segovia. Si hablamos de Madrid, si hablamos de la ciudad, si hablamos de la Polis y todo lo que se refiere a ella, es política, concerniente a los ciudadanos.
Al iniciar el trabajo con la evaluación del PG97, se evaluaron las condiciones de la ciudad. Los modelos de planeamiento urbanístico de los anteriores planes posiblemente son los que han generado el Madrid contemporáneo y es con lo que tenemos que trabajar. Los planes son resultado de un momento, de unas condiciones, con aciertos y errores.
El plan actual debe evitar volver a comer errores del pasado. Los planes tienen la dificultad de predecir la realidad en un período de 15 años, lo que vuelve la tarea bastante difícil. Respecto al tema de los desequilibrios de la ciudad es uno de los aspectos fundamentales que se han tratado en la revisión del plan actual.
El PGOU no es el único instrumento existente para tratar de compensar estos desequilibrios, pese a ello, su posibilidad está en establecer estatus jurídicos respecto a la propiedad del suelo y regulación de los usos e intensidades en el territorio. Esas reglas del juego tienen que ser apoyadas por otros instrumentos que deberían trabajar sinérgicamente con el Plan General.
Uno de los primeros diagnósticos, es la dificultad de no tener una visión conjunta, al tener diversas propuestas sectoriales. La ciudad es sumamente compleja, se debe descomponer en partes, pero las propuestas terminan siendo excesivamente fragmentadas lo que provoca una dificultad para establecer el modelo de ciudad.
Las ciudades tienen una tendencia normal hacia el crecimiento. No necesariamente de forma equilibrada. Cuando el hombre deja de ser la medida de todas las cosas empiezan los problemas por las dimensiones que se utilizan en los desarrollos. Inclusive, los mismos planes generales se crearon para el crecimiento de las ciudades.
Muchos de los desarrollos urbanos de los últimos años, fieles a lo estipulado por la legislación del suelo, no han dado los resultados que se esperaban, con ciudades equipadas y equilibrados.
La ciudad de Madrid posee un desequilibrio histórico, como muchas ciudades en el centro y la periferia y otro, entre el norte y el sur. Estos desequilibrios tienen que ver con dependencias de algunas partes de la ciudad con otros puntos que acumulan por ejemplo, servicios de información o equipamientos.
Madrid ha mejorado sustancialmente las proporciones de equipamiento y de espacios libres. Sin embargo, esto no significa que la situación es idéntica para todos los ciudadanos. En la almendra central, se acumulan algunos equipamientos singulares, incluso de escala planetaria, pese a ello tiene una carencia histórica de equipamientos de proximidad u otros como la obsolescencia de la vivienda.
Los equipamientos de la periferia presentan problemas como la dificultad de accesibilidad. También se debe considerar que no hay una distribución homogénea de los perfiles de edades en las diferentes zonas de la ciudad.
Para esta revisión del Plan, en la cual, se cuenta con suelo planificado para los próximos 30 años, la necesidad primordial será trabajar sobre la ciudad existente. En esta línea, se plantean cuatro objetivos globales para revitalizar la ciudad construida, sobre los que el plan puede decir muchas cosas.
Específicamente, para lograr una mayor cohesión social y territorial, el Plan General se debe centrar en los objetivos enumerados a continuación:
Antes de presentar algunas de las propuestas recogidas en el plan, primero es necesario aclarar que mientras no exista un plan territorial regional y unos planes municipales coherentes con este, será difícil resolver muchos de los desequilibrios que se dan en la ciudad.
Debe ponerse mayor atención al espacio público, como elemento clave para crear democracia, la configuración del espacio de todos. Otra de las dificultades es que los planes generales no están vinculados a un plan de inversiones como se apuntará al final de esta intervención.
La ciudad de Madrid merece no ser una suma de ocurrencias, sino poseer una idea global. El trabajo respecto al tema en cuestión debe enfocarse en las siguientes necesidades:
Los progresos tampoco se pueden negar, pero lo que se debe apuntar en temas relacionados con los equipamientos o la disponibilidad de áreas verdes está vinculado directamente al cómo están repartidos en el territorio.
El plan a través de la batería de indicadores debe intentar reequilibrar territorialmente las dotaciones a distintas escalas, pero además, integrar las ya existentes a la estructura de la ciudad, al espacio y al transporte público.
Los desafíos del plan, no están en generar más vivienda sino en facilitar el acceso a ella, así como en la regeneración de áreas vulnerables. Se propone respecto a este tema los siguientes puntos:
A través de los indicadores urbanos se pueden ver geográficamente aspectos ligados a la tasa de paro, población sin estudio, compacidad absoluta, el equilibrio entre actividad económica y residencial, entre muchos otros. Asimismo, el plan pese a sus recursos limitados en algunas temáticas, debe aprovechar las herramientas con que cuenta, por ejemplo fomentando la centralidad sin disminuir la ya existente, al respecto debe:
Otros aspectos a incorporar son el planeamiento con perspectiva de género, a través de una guía y la puesta en valor del patrimonio. En cuanto a estas temáticas se propone:
Finalmente, se apuntaron algunas de las principales limitaciones a las que se enfrenta el plan.
Marcos Sanz Agüero, parece básico partir desde que unidades nos deberíamos plantear el análisis de los desequilibrios, si a nivel de barrio, distrito, municipio o territorial. Así como definir cuáles son las preguntas que nos hace la ciudad de Madrid.
¿Vamos a continuar siendo una ciudad tan desigual como es hoy Madrid?
¿Qué podemos hacer para reducir la desigualdad que hoy existe en Madrid?
Lo primero que necesita la ciudad es contar con una identidad que le permita ser una ciudad global más justa, menos desigual. En el año 2005 se presenta un estudio del profesor Juan Ramón Cuadrado Roura de la Universidad de Alcalá de Henares en el que se trabaja el tema del desequilibrio-reequilibrio en Madrid. Utilizando estas variables y respecto a los datos actuales, en la última década se ha mantenido un número constante de población en Madrid (alrededor de 3.200.000 habitantes), sin embargo con un incremento del desempleo bastante importante, pasando de 79.000 a estar por encima de los 300.000 desempleados; por lo tanto Madrid se ha vuelto mucho más desigual.
Por ello, lo primero es darnos cuenta del grado de desigualdad real de Madrid y cómo ha sido su evolución. Los ciudadanos le fallamos a la ciudad, dejando de lado la ciudad democrática que promulgaba una ciudad más justa, compartida y participada. Es cierto que se ganó respecto a la justicia, al poner en marcha un ambicioso programa de equipamientos, pero se necesita muchísimo más espacio público, lugares para que los ciudadanos compartan la ciudad, pero principalmente el desafío es lograr que la ciudadanía sea exigente para reclamar una nueva ciudad, que se preocupe por las necesidades de su ciudad.
El riesgo de Madrid es que se convierta en una “sociedad de los dos tercios”, si no lo es ya, en la cual dos tercios están incluidos y un tercio excluido. La ciudad cada vez es menos inclusiva y más excluyente, el que pasa a ser de los excluidos pasa a estar eternamente entre ellos. Urge hacer el mapa de desigualdad de la ciudad de Madrid, un diagnóstico certero que tome en consideración una escala de análisis más cercana a la población. Además, más temprano que tarde se debe realizar una redistribución administrativa de Madrid que facilite la operatividad de la participación.
Independientemente de que haya pasado de ser una ciudad centro-periferia, a poseer en la actualidad un modelo polinuclear, se debe facilitar la creación de nuevas centralidades. Para ello, se debe fortalecer y rehacer la ciudad democrática bajo los criterios antes enunciados. Además de reclamar de la Comunidad de Madrid un pensamiento metropolitano más claro y definido.
Sería bueno que el futuro Plan fuera el fruto del diálogo social, urbano y económico, bajo un diálogo sin prepotencias. La ciudad en los últimos años presenta un desbalance subordinado a la economía.
DEBATE CON EL PÚBLICO ASISTENTE
José Segovia: Sólo apuntar que un aspecto a resolver respecto a los desequilibrios sociales es la quiebra básica en la confianza de la ciudadanía en sus dirigentes, volviendo las posturas cada vez más intransigentes.
Luis Moya: el pre-avance de Madrid es un documento muy bien elaborado. Simplemente como pregunta me quisiera referir a la flexibilidad, especialmente aplicada a Madrid en el contexto actual. Desde mi punto de vista falta una mayor participación ciudadana que equilibre otras posiciones más del tipo económico-desarrollistas.
José Luis Infanzón: lo fácil es dejarlo todo atado, sin necesidad de tener márgenes de flexibilidad. La dificultad es encontrar el balance, esto es lo más específico del Plan General, regular los usos e intensidades. Para ello se propone un “dinamismo controlado”, en el cual, el plan no impida el desarrollo pero sin desproteger el equilibrio de las zonas o usos ya tradicionales. La ciudad no puede ser determinada por el mercado, ya que este no establece mecanismos de control.
Antonio Moreno: el concepto de desequilibrios y reequilibrio no debe ser confundido en la aplicación intraurbana con el concepto de desigualdad. El desequilibrio posee una connotación peyorativa de que algo va mal. La ciudad, como el cuerpo, funciona como un sistema y no todas las partes tienen la misma función, por ello presenta desigualdades. El equilibrio implica una valoración de que están las cosas bien.
El preavance hasta donde se lleva recogido tiene una síntesis muy valiosa de lo que la ciudad nos está pidiendo. El plan no se debe quedar en un documento de análisis que fosiliza, sino que deben plantearse mecanismos adecuados para su gestión y evolución. Además de un ejercicio de autocrítica que exija una mayor involucración de la ciudadanía, ya que la culpa de momento la tienen los ciudadanos al no comprometerse con su entorno.
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