Llaman la atención y piden ser denunciados los muchos espacios que permanecen desperdiciados en Madrid, porque no están siendo aprovechados como exigen el principio de la función social de la propiedad, la más elemental lógica económica y los objetivos de sostenibilidad.
Se dice que las ciudades son las “máquinas” más complejas construidas por la humanidad a lo largo de la historia, han protagonizado todos sus avances y son a la vez la causa de los grandes logros y escaparates de las mayores miserias. Son lugares de libertad, de innovación, de trabajo, de convivencia, … Están dotadas de servicios que deben dar respuesta a todos los derechos fundamentales para ofrecer la mayor calidad de vida posible a quienes las habitan. La ciudad es un derecho en sí misma y por todo ello es escenario de disputas por la apropiación y el uso de sus espacios, que son escasos y caros. ¿Cómo es entonces posible que se desperdicien?
Una de las características de la ciudad es su dinamismo. Tiende a crecer y a evolucionar por su natural inercia y por la necesidad de adaptarse a las exigencias de la sociedad que la construye y que quiere utilizarla según sus nuevos y cambiantes modos de organización y de vida. Por eso es razonable encontrar espacios y edificaciones en proceso de transformación, porque lo requiera su deterioro físico o porque se les quiera buscar un uso distinto al que tenían, para optimizar su rentabilidad económica o social.
El problema se produce cuando ese proceso de regenerar o dotar de una “nueva vida” a ciertas piezas de la ciudad se “enquista”, prolongándose sine die y provocando efectos negativos para la ciudad en su conjunto. La ciudad se comporta como un organismo unitario y un solar o un inmueble que permanezcan abandonados, además de la imagen de decadencia que proyectan sobre su entorno, ese vacío impedirá la “animación urbana”, social y económica, que su utilización debería generar en beneficio de toda la ciudad. Cuando “el desperdicio urbano” es de titularidad pública el problema se hace aún más censurable porque no se está produciendo el “beneficio social” que resultaría de su utilización, por el lucro cesante que implica su abandono y también por lo que supone de desatención a los objetivos de sostenibilidad, al construir espacios nuevos en vez de “reciclar” la ciudad existente.
Vemos en esta riqueza desperdiciada la oportunidad y la obligación de convertir en una realidad su enorme potencial urbanístico, social y económico, por ello nos proponemos contribuir a la recuperación de esta parte desaprovechada de la ciudad. Desde el Blog nos sumamos modestamente a otras investigaciones y las numerosas denuncias ya existentes, poniendo el foco en inmuebles que, desde hace años, permanecen sin que sus propietarios (instituciones públicas y privadas) los pongan en uso. Julio Vinuesa
Iniciamos una lista que ira creciendo y que permite ir a la ficha de cada caso. Invitamos a completar la relación y a corregir o completar la información
I.- Teatro de Madrid (en La Vaguada)
II.- Antiguo Hospital Puerta de Hierro (c/ San Martin de Porres)
III.- Paradores (c/ Noblejas y c/Requena).
IV.- Palacio Duquesa de Sueca (Plaza Duque de Alba, 2)
V.- Mercado de Frutas y Verduras (Legazpi)
VI.- Tabacalera (c/ Embajadores, 51).
VII.- Farmacia Militar (c/Embajadores, 75).
VIII.-Viejo Dispensario Antituberculoso (c/ Goya, 52)
IX.- Frontón Beti Jai (c/ Marqués de Riscal, 7)
X.- El enorme desperdicio de las viviendas vacías
XI.- Imprenta y fundición tipográfica Richard Gans” en la calle Princesa, 65
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