Desde mediados del siglo pasado, existen evidencias urbanísticas que señalan a Madrid como el centro dinamizador de una región metropolitana en desarrollo. La aprobación, en 1964, del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid y su Alfoz consolidó la idea, ya expuesta en el Plan de 1946, de que el fenómeno urbano de Madrid trascendía los límites municipales. El reconocimiento del territorio metropolitano fue respaldado en 1968 con la creación de la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid (COPLACO), órgano encargado de planificar y coordinar una amplia veintena de municipios que experimentaban fortísimos crecimientos residenciales y demográficos debidos al efecto expansivo del desarrollo metropolitano de Madrid.
Durante la década de 1970 se conceptualizó la existencia de una “región centro”, integrada por la provincia de Madrid y sus cinco provincias colindantes, que progresivamente se va conformando como una gran área funcional. La reorganización territorial en la Constitución de 1978 y la creación de las Comunidades Autónomas supuso la desaparición de COPLACO, limitando oficialmente la “región funcional” de Madrid a sus límites provinciales, establecidos en 1833 por Francisco Javier de Burgos.
Pero el desarrollo metropolitano en torno a Madrid no se ha detenido y la dinámica geodemográfica ha tenido desde el principio un marcado protagonismo. La estructura regional se ha visto transformada por la redistribución espacial de la población, con sucesivos desplazamientos centrípetos y centrifugos, que dan lugar a “poblaciones municipales” con elevados ritmos de crecimiento y notables desequilibrios en sus composiciones por edades y rentas.
Sin embargo, esta dinámica geodemográfica ha sido poco tomada en consideración, especialmente en lo relativo a los efectos territoriales y urbanísticos sobre un área funcional que obliga a considerar que cualquier análisis que se quiera realizar no debería quedar supeditado a los límites municipales. Para diagnosticar correctamente el futuro de Madrid habrá que mirar más allá de sus límites municipales.
Sin embargo, estos procesos geodemográficos han recibido escasa atención, especialmente en lo concerniente a sus implicaciones sobre la organización económica y social del espacio, la movilidad, el acceso a los servicios y a la vivienda… en un área funcional cuya evaluación no debería restringirse a los límites municipales. Cualquier diagnóstico sobre el futuro de Madrid exige mirar más allá del ámbito municipal; no se puede olvidar que es el centro generador de un espacio regional metropolitano muy dinámico. Algunos aspectos de la dinámica demográfica sólo pueden explicarse en el contexto de ese territorio regional que confiere cierto carácter unitario a la población que en él reside.
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