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jueves, 9 de noviembre de 2023

CONSTRUIR MÁS VIVIENDAS O TRATAR DE OPTIMIZAR EL USO DE LAS YA EXISTENTES


 El 26 de mayo de 2023 entró en vigor la primera Ley Estatal por el derecho a la vivienda45 años después de que la Constitución consagrara el derecho a una vivienda digna y adecuada.  Durante el año largo que duró la tramitación de la ley se produjo una inflación de opiniones en los medios, pero el tema más controvertido, el que concentró gran parte de la atención, fue el del control de los precios del alquiler, ya que fuimos muchos los que cuestionamos la eficacia de ese tipo de medidas.

A penas han pasado seis meses y el interés mediático por el problema de la vivienda ha revertido hacia el planteamiento tradicional desde la época del desarrollismo: “hay escasez de viviendas nuevas y la política debe centrarse en la construcción de más viviendas para que bajen los precios”.  Está ampliamente constatado que, superada la escasez absoluta a mediados de los 70, el modelo de “cuantas más viviendas mejor” no es la solución para aliviar el problema de la vivienda, pero ello no es óbice para que se siga manteniendo en los programas públicos y del sector privado. 

Para afrontar las insuficiencias de oferta, previamente habría que partir del conocimiento necesario para poder determinar con rigor las necesidades: cuántas y qué tipo de viviendas hacen falta en cada ámbito local concreto, basando desde su origen las actuaciones públicas en la diferencia existente entre  la “necesidad de vivienda”, el derecho a un alojamiento digno y adecuada, y la “demanda de vivienda”, que no siempre puede vincularse a esa necesidad ni a ese derecho.

Se anuncia una mayor preocupación en el sector de la construcción por minimizar el impacto sobre el medio ambiente y el consumo energético, aprovechando los recursos del entorno y favoreciendo el reciclaje, pero se soslaya el hecho de que las edificaciones más sostenibles son las que no se construyen.  Antes que a la construcción de nuevas viviendas, deberían dirigirse muchos más recursos a regenerar el parque existente, pensando en optimizar su uso, adecuándolo a las necesidades de una sociedad “diferente”, con medidas que ordenen y hagan más trasparente el mercado de alquiler, dando mayor seguridad jurídica a arrendadores y arrendatarios. 

También por coherencia con los objetivos de sostenibilidad, las políticas de vivienda no pueden seguir teniendo como único objetivo la construcción de nuevas viviendas en nuevos desarrollos urbanos. El objetivo principal de las políticas de vivienda es facilitar el disfrute de un alojamiento digno, mejorando la calidad de vida de las personas, favoreciendo la cohesión social, y evitando desequilibrios socioespaciales.

Julio VINUESA

martes, 8 de agosto de 2023

VIVIENDAS, HOGARES, NECESIDAD, DEMANDA, OFERTA…

 En relación con el problema de la vivienda es frecuente encontrar en los medios datos, valoraciones y conclusiones incorrectas, que presentan visiones parciales o sesgadas y que generalmente parten de errores conceptuales básicos. 

 

Por citar un ejemplo reciente, en un artículo publicado en El Confidencial de (21-7-2023) con el título: “La creación de hogares crece el doble que los pisos construidos y presiona los precios”, se argumenta que: “Cada año se crean mas de 200.000 hogares, pero se construyen menos de la mitad de las viviendas”. 

 

En el artículo se habla de “desajustes” al contraponer el flujo de generación de hogares con el de viviendas construidas, como si existiese una relación directa entre ambos datos. De ello se deduce una situación de escasez, que lleva a proponer que se favorezca la construcción de nuevas viviendas para así reducir los precios. Se manejan datos a nivel nacional que poco o nada nada aportan sobre las posibles situaciones de escasez que, de existir, se producirían en ámbitos locales y en “mercados” concretos. No es una argumentación nueva, se lleva utilizando desde los comienzos del planeamiento urbanístico allá por los sesenta del siglo pasado, y se utilizó para justificar los PAUs de Madrid y la Ley del Suelo “del todo urbanizable” en la segunda mitad de los noventa, pero no por ello deja de ser falaz.

 

Lo que hay que considerar no es el número de hogares creados sino el saldo de hogares, que resulta de la suma de varios flujos (los más importantes son: los hogares creados por emancipación, los desparecidos por extinción, los que inmigran desde otros ámbitos y los que emigran).  Según el INE, entre 2011 y 2021 en España se produjo un aumento de 455.531 hogares (una media de menos de 45.000 al año). El INE utiliza el concepto de hogar-vivienda, es decir, todas las personas que viven en una misma vivienda son miembros del mismo hogar, por lo que existirá un hogar por cada vivienda principal. Por tanto, el aumento del número de hogares es igual al de viviendas habitadas permanentemente. ¿Por qué es "alarmante" que "solo" se construyan 100.000 viviendas al año?

 

Pero no se trata de discrepar sobre cuantas viviendas se necesitan o de cuestionar las promesas sobre cuántas viviendas se van a construir. Lo primero, por fundamental, es diferenciar los conceptos de necesidad y demanda de vivienda. Todas las personas tienen la necesidad ineludible de disponer de un alojamiento digno y adecuado a sus circunstancias, lo que hace que el derecho humano a la vivienda tenga un reconocimiento universal. Puede ocurrir que, en determinados momentos y ámbitos, la oferta sea insuficiente o inadecuada. La insuficiencia de oferta asequible hace que quede desatendida la necesidad (el derecho) de una vivienda principal para una parte de la sociedad, lo que constituye la mas clara expresión del problema de la vivienda al que prioritariamente deberían atender los poderes públicos.

 

La demanda está en su mayor parte integrada por la necesidad de la vivienda principal, pero también hay demanda para otros usos: segunda vivienda, vivienda turística, de temporada, alojamiento de estudiantes o, simplemente, como inversión. Ninguno de estos supuestos puede incluirse como necesidad amparada por el “derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”.  La demanda de vivienda en compra, aunque sea para utilizarla como vivienda principal, es a su vez una forma de ahorro y una inversión y por tanto excede de lo que es estrictamente la necesidad (el derecho) y los recursos públicos destinados a favorecer la construcción y compra no debería considerarse como política de vivienda stricto sensu.

 

Por otra parte, la oferta de vivienda no se alimenta sólo, ni en su mayor parte, con la construcción de viviendas, los flujos de desaparición de hogares por extinción (fallecimiento), crecientemente mayores que los de generación por emancipación, dejan viviendas disponibles para ser utilizadas por otros hogares. También cabe la posibilidad de implementar medidas que favorezcan la regeneración de las muchas viviendas con deficiencias diversas o que “animen” a los propietarios que tienen viviendas vacías para que las ofrezcan en alquiler con garantías de seguridad jurídica. Igualmente, muchas de las viviendas que están siendo utilizadas para otros usos así como locales comerciales y de oficinas, que están quedando desocupados, también podrían ser reconducidos para incrementar la oferta de viviendas principales en venta y en alquiler.

 

En suma, para optimizar el uso del parque residencial e incrementar la oferta de alquileres asequibles no se puede seguir ignorando la complejidad y la diversidad de funcionamientos de los sistemas residenciales en ámbitos locales. Sin un conocimiento riguroso no será posible actuar con eficacia ¿Hasta cuando se van a seguir haciendo diagnósticos o proponiendo medidas a partir de intuiciones o de cruzar unos pocos datos de dudosa fiabilidad y muy escaso significado? JULIO VINUESA

miércoles, 12 de abril de 2023

A MODO DE PREDIAGNÓSTICO PARA LA CIUDAD DE MADRID SOBRE LOS PROBLEMAS DE LA VIVIENDA.

 

A partir de “Algunos principios básicos sobre la vivienda” se esboza este prediagnóstico ya que la falta de información estadística no permite, de momento, hacer los análisis necesarios para poder diagnosticar con rigor los problemas de la vivienda en Madrid, por grupos sociodemográficos correctamente identificados y por ámbitos urbanos bien delimitados. 

I. No se dispone de la información necesaria sobre el parque residencial: cuántas viviendas hay en Madrid, qué características tienen, cómo están siendo utilizadas, con qué regímenes de cesión, a qué precios. Tampoco se dispone de la información precisa sobre las necesidades de vivienda que está generando una dinámica sociodemográfica que tiene muy poco que ver con la de la segunda mitad del siglo pasado. La carencia de información, conocimiento y transparencia es el primer reto a superar, es una de las causas iniciales del problema.

II. Tanto los poderes públicos como los agentes económicos han actuado durante decenios sin un conocimiento mínimamente riguroso de las necesidades de vivienda derivadas de la dinámica sociodemográfica. Así como de las características de las viviendas existentes, de su estado de conservación y de la situación de uso.

III. La falta de un amplio y riguroso conocimiento de la realidad ha mermado eficacia a las políticas de vivienda. Se ha favorecido per se la construcción de nuevas viviendas y ha quedado oculta la necesidad de adecuar el parque residencial existente a la dinámica sociodemográfica. Además, la falta de trasparencia agrava las dificultades de los ciudadanos para ejercer su derecho a la vivienda.

IV. Madrid tiene una sociedad muy dinámica que vive un periodo de cambios de gran trascendencia en la composición y en la aparición y desaparición de hogares y, en consecuencia, en las necesidades de alojamiento. Esta dimensión básica del problema no está siendo suficientemente tenida en cuenta.

V. Desde los años 50 hasta mediados de los 70 hubo en Madrid escasez absoluta de vivienda: había menos viviendas que hogares y faltaba capacidad para construir todas las que se necesitaban. Después, el problema ha ido siendo fundamentalmente la inadecuación de la oferta (del parque disponible) a las necesidades y a la capacidad de renta de los hogares. No hay datos fiables sobre la oferta de viviendas usadas, pero una gran parte del parque exige actuaciones de regeneración y la dinámica de tamaño y composición de los hogares plantea unas necesidades diferentes de vivienda.

VI. En Madrid la práctica totalidad del parque de vivienda y el ejercicio de derecho a un alojamiento digno y adecuado está sujeto al funcionamiento del mercado.

VII. Aún no se dispone de una ley estatal de vivienda y, a diferencia de otras autonomías, la Comunidad de Madrid tampoco tiene una ley de vivienda que garantice el derecho a una vivienda digna y adecuada.

VIII. Hay un fuerte desajuste entre la capacidad de renta de los hogares y el precio que tienen que pagar por disponer de una vivienda y, aunque afecta especialmente a los jóvenes, se trata de un problema que sufren muchos madrileños, que tienen que dedicar una proporción superior al 30% de su renta.

IX. Se está focalizando el problema en los precios del alquiler, que se desvinculan del mercado de la vivienda en venta y su evolución. Aunque sean dos mercados diferentes, es lógico pensar que el precio del alquiler esté en relación con la inversión realizada por el arrendador.

X. La ausencia de diagnósticos rigurosos ha propiciado la persistencia en implementar medidas dirigidas a paliar algunos síntomas y no ha corregir las causas de los problemas. Por ejemplo, se pone el énfasis en medidas paliativas para hacer frente a situaciones extremas, de emergencia y de dudosa eficacia, como controlar los precios del alquiler en un mercado de oferta muy atomizada, pero no se afronta la regulación de “…la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.” (art.47 CE).

XI. Aunque no sea posible cuantificar las dificultades para disponer de una vivienda digna, adecuada y asequible en Madrid, sí se puede asumir que presentan una gran diversidad y tienen etiologías diferentes según los tipos de hogares, las zonas y los periodos. 

XII. Con sus ventajas e inconvenientes, un hecho determinante de nuestro modelo residencial es la enorme preponderancia de la vivienda en propiedad. La vivienda constituye la mayor parte, en muchos casos la totalidad, de los patrimonios familiares. Culturalmente, la compra de la vivienda es considerada como la forma adecuada de disponer de una vivienda mientras que el alquiler se ve como un mal menor. La compra de una vivienda es “una buena inversión” y aporta “seguridad”. 

XIII. Durante décadas se han financiado con fondos públicos decenas de miles de viviendas con algún tipo de protección oficial que han sido vendidas a sus adjudicatarios y más recientemente a fondos de inversión. Con esta política se han transferido a particulares las plusvalías generadas con el dinero público y se ha impedido constituir un parque de vivienda pública en alquiler a precios asequibles. 

XIV. El mercado de alquiler existente es escaso, caro y muy poco transparente para quienes buscan resolver así sus necesidades de alojamiento, la oferta está muy atomizada y en manos de pequeños propietarios, no profesionales, que acusan temores de inseguridad jurídica. 

XV. Los agentes económicos, dada la generalizada cultura de compra y el carácter de activo económico de la vivienda, junto con la permisividad del planeamiento urbanístico, han actuado como si la demanda de vivienda fuera “ilimitada”. Las décadas de fuerte crecimiento de Madrid han dado lugar a un modelo de “desarrollo urbano” especulativo en el que no se cuestionan los excesos en la producción de nuevas viviendas. Es un modelo amparado por fortísimos intereses económicos en torno a los beneficios obtenidos con la promoción, la construcción y la financiación de las viviendas, así como en los ingresos que supone para las arcas públicas. Sigue vigente la idea de que la construcción de nuevas viviendas es por sí misma una buena noticia. 

XVI. La política de vivienda ha estado dirigida a fomentar la promoción y la construcción para la venta. Salvo excepciones, las actuaciones enfocadas desde la perspectiva del carácter social de la vivienda están por formularse. 

Julio Vinuesa 

Publicado en elfestindelavivienda








jueves, 3 de diciembre de 2015

SEGUNDA SESIÓN DEL CURSO: "¿CUÁLES SON REALMENTE LAS NECESIDADES DE VIVIENDA?", EN LA CASA ENCENDIDA

¿Cuáles son realmente las necesidades de vivienda?

Jueves, 17 de diciembre. 19:00 h.

Con esta segunda sesión se busca debatir en torno al concepto de viviendas y de hogares. Se parte de que hablar de las necesidades de vivienda es también hablar de la dinámica de hogares (jóvenes, mayores, inmigrantes…). Se profundizará en cuántas y qué viviendas se necesitan como uno de los temas pendientes para poder aplicar una autentica política social de vivienda. ¿Es la vivienda en alquiler una solución o sólo un remedio? ¿Qué necesidades han de centrar la atención de los poderes públicos? Son algunas de las preguntas que se abordarán, en conjunto con la definición de las características del parque residencial existente y su utilización.

Tras la presentación de los ponentes habrá un debate abierto con los Colectivos Participantes Invitados y el público asistente.

Coordina: 


David Porras Alfaro. Doctor en Geografía y Máster Universitario en Planificación y Desarrollo Territorial Sostenible en el Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid. Licenciado en Arquitectura y Urbanismo del Tecnológico de Costa Rica, institución en la que labora actualmente como profesor e investigador de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo.

Cuenta con experiencia en los campos del urbanismo, la planificación urbana, el ordenamiento territorial y la planificación territorial turística. Ha participado en diferentes procesos de planificación e investigación desde entidades públicas y privadas. Ha sido docente y ha participado en ponencias y foros, además de ser autor de diversos artículos científicos y de divulgación en publicaciones a nivel nacional e internacional. Es cofundador del Grupo Territorio Racional y Sostenible (Grupo TRyS) y miembro del Grupo de Investigación: Estudios Urbanos y del Turismo (URByTUR).

Ponentes: 


Aitana Alguacil Denche. Licenciada en Sociología por la Universidad Carlos III de Madrid. Postgraduada en Análisis de Datos y Sociología Aplicada por el CIS y máster en Sociología de la Población, el Territorio y las Migraciones en la Universidad Complutense de Madrid. 

Participó en la elaboración del VI Informe FOESSA: VI Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2008. Como colaboradora en el Equipo de Estudios de Cáritas Española y la Fundación FOESSA, ha participado en el estudio La vivienda en España en el siglo XXI y en el VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014: Informe sobre exclusión y desarrollo social en el Principado de Asturias. Actualmente participa en estudios diagnósticos socioeconómicos y urbanísticos para la revisión de Planes Generales o realización de proyectos de rehabilitación y regeneración urbana. 

Entre sus publicaciones destacan: “Madrid en tiempos de crisis. Impacto sobre la realidad social” (2015); “La integración y la exclusión va por zonas. Aplicación de la propuesta de Robert Castel a la ciudad de Madrid” (2013); La vivienda en España en el siglo XXI. Diagnóstico del modelo residencial y propuestas para otra política de vivienda (2013); “Vivienda e inmigración: las condiciones y el comportamiento residencial de los inmigrantes en España” (2011); “Pobreza y exclusión, coordenadas de la crisis actual” (2010), entre otros.


Ignacio Suárez-Llanos Aguirre. Project Manager. Técnico especializado en el mercado inmobiliario, con amplia experiencia en el desarrollo y gestión de proyectos de inversión, ejerciendo funciones, tanto técnicas, como de gestión y de dirección de equipos y empresas.

Piloto comercial, actividad enfocada al análisis territorial, por medio de empresa propia de trabajos aéreos, especializado en cuantificación de oferta del sector inmobiliario.

Más de 28 años de carrera profesional dedicada íntegramente al sector inmobiliario. Es miembro de Otropunto. 

sábado, 11 de julio de 2015

FALTA RIGOR EN EL ANÁLISIS DEMOGRÁFICO PARA DESMONTAR FALACIAS SOBRE LAS VIVIENDAS NECESARIAS

Por Julio Vinuesa Angulo.

En una anterior entrada en este Blog (¿Cuántas viviendas dicen ahora que se necesitan en España?) comentábamos unas declaraciones del presidente de los promotores y constructores inmobiliarios, Gómez-Pintado, en las que afirmaba que “la construcción de unas 150.000 viviendas al año en España serían más que suficientes”.

En este caso tenemos que referirnos a una breve nota publicada en CEPREDE, elaborada por Juan José Méndez, donde “se analiza la evolución, proyecciones y escenarios de la población, los hogares y las viviendas”. 

En la nota de CEPREDE, de cuya existencia he tenido conocimiento a través de Ignacio Aguirre, se recogen una serie de afirmaciones sobre las proyecciones del INE, la dinámica demográfica y la vivienda, cargadas de imprecisiones e inexactitudes:
“Las proyecciones de población elaboradas por el INE (2014 - 2064) adelantan una cierta contención de la población total que tendría su reflejo, entre otras magnitudes, en las necesidades de vivienda, aunque estas proyecciones están sujetas a una alta volatilidad. Las cifras proyectadas a futuro son muy dependientes de los ratios demográficos monitoreados año a año por la entidad oficial y cuya variabilidad en tiempos de grandes cambios generan cambios anuales importantes.”
“Al margen de la reducción de la población, el número de hogares podría aumentar a un ritmo medio anual de unos 145.000 por año debido a la reducción del tamaño medio por hogar.”
“La brecha entre el aumento neto del parque residencial y los nuevos hogares se iría cerrando progresivamente a medida que se vaya absorbiendo el stock acumulado, contribuyendo a aumentar la demanda de viviendas aunque a un ritmo muy moderado.”
“El total de la población se podría reducir en torno a 1 millón de personas en los próximos 15 años. Para el futuro, lo que subyace es el componente de inmigración, la tasa de fertilidad de las mujeres y la esperanza de vida. Por lo que se abren muchos escenarios.”
Entiendo que estamos ante un ejemplo más de trato poco respetuoso con el análisis demográfico por la falta de rigor con que se obtienen y se aplican conclusiones, especialmente a la hora de interpretar los fenómenos y al dimensionar las necesidades de vivienda.

No voy a insistir en contraponer otras estimaciones que, también a partir de las Proyecciones del INE, dan unos incrementos del número de hogares muy por debajo de los que en la nota se anuncia (ver las entradas publicadas en este Blog y relacionadas al final de esta nota). 

Los intereses vinculados a la recuperación de la promoción inmobiliaria y la construcción no podrán seguir indefinidamente ignorando la realidad demográfica. Para quienes estén interesados en un análisis más riguroso de la evolución de las necesidades de vivienda, dedicaré esta entrada a recordar algunas consideraciones básicas [1]

1. Disponer de un alojamiento digno y adecuado es una de las necesidades básicas del ser humano y tener satisfecha esa necesidad es un derecho universalmente reconocido. No hay que confundir este derecho con el de ser propietario de una vivienda.

2. Cada hogar necesita una vivienda. El número de viviendas necesarias para una población puede ser estimado a partir de su dinámica demográfica, más concretamente de la evolución de los hogares. 

3. Necesidad y demanda de vivienda son dos realidades diferentes. Hay necesidad que no puede convertirse en demanda (problema de la vivienda por carencia absoluta o inadecuación por precios, tipos, localización…) y puede haber demanda de vivienda en compra aunque no exista necesidad de alojamiento (segunda residencia, inversión…). 

4. Las necesidades de vivienda han de ser estimadas para ámbitos y momentos determinados en los que poder aplicar políticas de vivienda, planificar desarrollos residenciales o plantear estrategias empresariales. Las estimaciones de necesidades de vivienda para el conjunto nacional están viciadas de origen por partir de un error conceptual básico: los hogares necesitan sus viviendas en ámbitos territoriales concretos; los datos a escala nacional no tienen utilidad práctica. 

5. El crecimiento del número de hogares no significa necesariamente que haga falta construir nuevas viviendas. Habrá que contraponer ese incremento con el stock de viviendas disponibles en el mismo ámbito territorial. 

6. La dinámica de hogares, o cambios que de manera continua se producen en su número y en su composición, es el resultado de una serie de flujos (creación, extinción, transformación…) que hacen que aumente o disminuya su número y que varíen los tipos de hogares existentes (evolución de las formas de convivencia y de las estructuras y tamaños de los hogares). Los flujos de creación están básicamente alimentados por los procesos de emancipación, mientras que los de hogares que desparecen son consecuencia directa del fallecimiento del último miembro de hogares preexistentes. 

7. En el caso de la población Española, la inercia que nos muestra gráficamente la pirámide de edades anuncia, de manera irrefutable, un progresivo debilitamiento de los flujos debidos a la emancipación y un incremento, también creciente, de los flujos de extinción. 

8. No es técnicamente correcto que la reducción del tamaño medio sea la causa del crecimiento del número de hogares por encima del crecimiento de la población en su conjunto. La reducción del tamaño medio del hogar se debe a diferentes causas: prolongación de las fases de nido vacío y de extinción por el aumento de la esperanza de vida; reducción de la fecundidad en los hogares en fase expansiva; aumento de las separaciones y de los hogares monoparentales, o el aumento de las personas que tras la emancipación deciden vivir solas. Sólo los dos últimos fenómenos pueden incidir el aumento del número de hogares. La variación del número de hogares va a depender, sobre todo, de la inercia negativa de la actual pirámide, como ya ha quedado dicho en el punto anterior. 

9. Las migraciones son un muy importante factor de cambio en la dinámica demográfica y pueden incidir de muy distintas formas en la dinámica de hogares, según los flujos de entradas y de salida y los perfiles de los migrantes y sus formas de convivencia. Los flujos migratorios pueden ser eventualmente el factor de cambio demográfico más importante, bien por movimientos locales de carácter residencial, como por las corrientes interregionales o internacionales generadas por motivos laborales. 

10. Los flujos migratorios de hogares generan necesidad de vivienda en el lugar de destino y dejan viviendas libres en el lugar de partida. Los efectos de estos flujos, de máxima relevancia en el cálculo de necesidades, quedan ocultos en los datos a nivel nacional. 
___
[1] Para más información sobre “hogares y formas de convivencia”, puede verse: Vinuesa, J y Puga, D. (2007) Técnicas y ejercicios de demografía. Madrid, Instituto Nacional de Estadística, pp.253-298

Notas publicadas anteriormente en el Blog sobre la estimación de las necesidades de vivienda.



A VUELTAS CON LA VIVIENDA (17 de enero de 2013) 





jueves, 7 de mayo de 2015

¿CUÁNTAS VIVIENDAS DICEN AHORA QUE SE NECESITAN EN ESPAÑA?

Por: Julio Vinuesa Angulo. 

Inmodiario, Actualidad y Noticias del Sector Inmobiliario publicó el 4 de mayo, la siguiente noticia:

“Sensatez del nuevo presidente de los promotores y constructores inmobiliarios, Gómez-Pintado

En la noticia se alaba la sensatez de los promotores inmobiliarios al fijar las necesidades de vivienda para España en 150.000 al año, la mitad de la cifra que se venía defendiendo por el anterior equipo directivo de la Asociación de Promotores hasta hace apenas tres años. 

Por otra parte en Spanish Real State el mismo día se publica que: 
"El BBVA estima que el mercado inmobiliario ha superado la crisis y se encuentra ya en una etapa de crecimiento, aunque no se estabilizará hasta el año 2016, según dijo el director general de BBVA Real Estate, Agustín Vidal-Aragón, en una conferencia organizada por el Círculo de Empresarios del Sur de España, Cesur.  
Vidal-Aragón avanzó que en un plazo de dos años el sector alcanzará un punto de equilibrio. La comercialización de viviendas alcanzará en ese momento unas 450.000 unidades anuales, y se iniciarán unas 200.000 viviendas cada año, frente a las 30.000 iniciadas en 2014 o las 700.000 que se alcanzaron en el pico de la burbuja.
"Ha comenzado un nuevo ciclo. El mercado existe y hay que aprovechar la oportunidad", apuntó el responsable de la división inmobiliaria del BBVA, que incidió en que "el nivel de accesibilidad a la vivienda está en su mejor momento desde el año 2000".
Sin embargo, el directivo recalcó que existe el riesgo de "repetir los errores del pasado". "Parece que muchos esperan que volveremos a la situación del año 2002", advirtió. Vidal-Aragón que también alertó de los efectos contraproducentes de "hundir los precios" en el conjunto del sector. "Si tiramos los precios, tiramos el valor del patrimonio de todos los españoles", concluyó." 
Reiteramos una vez más lo que venimos advirtiendo desde hace años y ha quedado reflejado en numerosas ocasiones en este mismo Blog, nos remitimos a las siguientes entradas:


Si nos atenemos a las recientes Proyecciones de Hogares elaboradas por el INE, con las que coincidimos, las 150.000 viviendas año, de las que ahora se habla como estimación “sensata”, duplican ampliamente las previsiones del saldo neto medio anual de hogares hasta 2022. 

No está claro qué entiende la Asociación de Promotores por “necesidades de vivienda”. Conceptualmente no es correcto dar datos para el conjunto de España, ya que las necesidades de vivienda habrían de estar referidas a ámbitos locales. No parece interesar la información precisa sobre el stock de vivienda disponible por zonas ni sobre los crecientes flujos de viviendas que irán quedando desocupadas como consecuencia de la propia dinámica demográfica y que vendrán a sumarse a las que necesitan ser reformadas. Sólo parece estar claro el interés por dinamizar el mercado de nueva vivienda, por la persistencia de un modelo sólo fundamentado en el interés del negocio inmobiliario, que está bien que se “modere”. Pero no nos engañemos, el problema radica en la naturaleza del modelo antes que en la intensidad con que se produzca. 

Para responder a la pregunta de cuantas viviendas van a necesitarse, hay que precisar qué tipo de viviendas, dónde, para quién, y comprobar si ya existen.

miércoles, 8 de abril de 2015

DIAGNÓSTICO Y PROPUESTAS DEL CURSO 2014-2015

Breve resumen de algunas de las principales ideas aportadas en las sesiones del curso “Propuestas para combatir el despilfarro urbanístico”. 

Este material ha sido elaborado a partir de los planteamientos de los organizadores del curso y de las intervenciones de los ponentes y de los colectivos que han intervenido en las diferentes sesiones. Para una información más detallada de estas intervenciones, en el Blog Territoriosostenible2011, podrán encontrarse enlaces a los documentos elaborados por algunos ponentes así como a los vídeos completos de la sesiones en Vimeo.

A modo de diagnóstico:

Planeamiento Urbanístico desarrollista…

Es un hecho sobradamente conocido que el Planeamiento General viene clasificando mucho más suelo urbanizable del necesario, dando así respaldo legal a desarrollos urbanísticos contrarios a un uso racional y sostenible del territorio, anteponiendo intereses económicos particulares y cortoplacistas al interés general, incumpliéndose de forma generalizada el mandato constitucional.

Estrategia de los megaproyectos…

Las grandes infraestructuras y los equipamientos sobredimensionados e infructuosos son otra de las caras del modelo urbanístico despilfarrador de territorio y de todo tipo de recursos. Los poderes públicos han actuado animados por el “enriquecimiento” de las arcas públicas que estaba produciendo el boom, guiados por unas estrategias irresponsables de “venta de falsas necesidades” y en un clima de estéril competencia interterritorial. Y todo ello ante la mirada complaciente del conjunto de la sociedad. 

Una política de vivienda inadecuada…

Se construyen muchas más viviendas de las necesarias. No se sabe con exactitud cuántas viviendas hay, en qué situación se encuentran y cuál es su uso, pero hay millones de viviendas vacías y crecen las dificultades para disponer de un alojamiento digno y adecuado. La política de vivienda en venta que se viene aplicando desde siempre no es una respuesta adecuada el mandato constitucional y contribuye a un modelo de desarrollo urbano y de mercado de vivienda marcadamente especulativo. Sólo por apuntar un dato comparativo: nos gastamos en políticas públicas activas de vivienda 30 veces menos que en el Reino Unido. 

Se desprecia el patrimonio existente…

Las actuales políticas urbanísticas y de vivienda han propiciado un proceso de abandono y desvalorización de espacios consolidados. En todas las ciudades hay demasiados solares y edificios sin uso que, además de propagar el deterioro sobre el entorno, son ejemplos inaceptables de desperdicio económico, y suponen un atentado contra el derecho de todos a la ciudad. A la vez, en parte como consecuencia del endeudamiento producido por los excesos de los decenios anteriores, los poderes públicos están tratando de reducir la deuda mediante la venta de patrimonio público. 

Se considera necesario:

1. Un nuevo marco de ordenación del territorio y el planeamiento urbano mediante una Ley Básica de unificación de criterios técnicos urbanísticos que sin conculcar las actuales competencias autonómicas simplifique y coordine (bajo criterios constitucionales de igualdad entre los españoles) las muy dispersas legislaciones autonómicas sobre el planeamiento urbano, desde criterios de equidad, cohesión social, cooperación y coordinación interterritorial y eficiencia económica.

2. Definir un nuevo papel para el Planeamiento Urbanístico municipal, más allá de su actual carácter regulador de aprovechamientos y necesariamente coordinado a nivel territorial.

3. El nuevo modelo habrá de fundamentarse en la transparencia y rendición de cuentas en la gestión pública, la concertación de acciones entre organismos públicos, la promoción de la cooperación público-privada, la agilización de los servicios destinados a la población y el empoderamiento de la base ciudadana para tomar decisiones compartidas. Una buena gobernanza es un requisito imprescindible para el cambio de modelo.

4. Garantizar la adecuación del dimensionamiento de los crecimientos determinados en el planeamiento a la rigurosidad en los estudios demográficos, de ocupación residencial, de capacidad de acogida del territorio y de valoración de los crecimientos de las actividades económicas, ligándolos en cualquier caso a las previsiones de existencia de transporte público y disposición de infraestructuras. Cuando sean realmente necesarios nuevos desarrollos urbanos, se deberá dar prioridad a la compacidad y continuidad en los nuevos crecimientos urbanos reduciendo los estándares de urbanización con criterios de sobriedad, concepción ecológica de la urbanización y ahorro energético.

5. Un mayor control social mediante el establecimiento de “presupuestos participativos”. Establecer la obligación de consultar a los ciudadanos sobre los gastos no relacionados con los derechos fundamentales.

6. Crear instrumentos de control público previo. Informes de “impacto económico” en las Haciendas Locales.

7. Obligatoriedad de Evaluación Estratégica de Planes y Proyectos de la UE para las Administraciones Públicas.

8. Establecer la práctica de presentar alternativas (incluyendo la de NO HACER) antes de la puesta en marcha de todo proyecto público.

9. Incrementar la responsabilidad fiscal de las Administraciones Locales. 

10. Ayudas públicas directas para el pago de alquiler. 

11. Propiciar la creación de parques de vivienda en alquiler, públicos y de carácter privado sin ánimo de lucro. 

12. Favorecer la existencia de entidades públicas y privadas sin ánimo de lucro dedicadas a la movilización de vivienda vacía hacía el alquiler asequible.

13. Coordinar medidas de fiscalidad, de regulación financiera y ayudas públicas que confluyan en favor de la rehabilitación, la movilización de vivienda vacía y la promoción de alquileres asequibles.

14. Propiciar la existencia de empresas privadas para las que el alquiler sea una actividad segura y de rentabilidad razonable a largo plazo.

15. Promover las asociaciones, sindicatos, mutuas… de inquilinos para la defensa de sus intereses respecto a los arrendadores y a la Administración.

16. Crear un Banco de Suelos y Edificaciones de las Administraciones públicas bajo el principio de la imposibilidad de financiar a dichas Administraciones mediante enajenaciones de su patrimonio que deberá estar al servicio de su utilización pública.

jueves, 7 de marzo de 2013

¿POR QUÉ NO EXISTE UNA INFORMACIÓN FIABLE, DETALLADA, ACTUALIZADA Y ADECUADA SOBRE LA VIVIENDA?

Por: Julio Vinuesa Angulo.

Frecuentemente aparecen en la prensa informaciones contradictorias sobre el número de viviendas vacías, pisos sin vender, las viviendas vendidas, precios…. Y, sólo a veces, en los medios se manifiesta cierta extrañeza por las discrepancias entre los datos de organismos públicos (INE, Ministerio de Fomento…) y de entidades privadas varias, que la mayor parte de los casos los publican sin que pueda saberse cómo han sido obtenidos. 

No es ésta la primera vez que insistimos en que buena parte de los problemas que padece nuestra sociedad, la economía y el territorio, por culpa del modelo de desarrollo urbano imperante y del mercado de vivienda que tenemos, son favorecidos por la falta de conocimiento, que es una consecuencia inevitable de la ausencia de información sobre la realidad física del parque y sobre su situación funcional. 

Hemos reclamado en numerosas publicaciones a las administraciones públicas que elaboren estadísticas fiables, detalladas, actualizadas y adecuadas sobre el parque de viviendas y el uso que de él se hace. En el panorama de la vivienda en España predominan las incertidumbres sobre las certezas, y algunas de las supuestas realidades a través de los datos que se manejan en los medios, no son sino versiones sesgadas por intereses de los agentes económicos o de las instituciones públicas. 





Es sencillamente escandaloso que en un país con el nivel de desarrollo de España, con la importancia de los sectores inmobiliario y de la construcción en la economía, con las dificultades que un importante segmento de la población tiene para disponer de una vivienda digna, ni los ayuntamientos, ni las administraciones regionales, ni la administración estatal sean capaces de contestar a preguntas como ¿cuántas y qué viviendas se necesitan? ¿cuántas viviendas hay? ¿cuál es su uso? ¿qué características tienen? ¿cuál es su precio? ¿cuántas se están construyendo?

Ante esta situación cabe hacerse una pregunta: ¿por qué no existe la información necesaria? Y la única respuesta posible es: porque no interesa que exista. La opacidad juega a favor de los intereses especulativos. La dura y escandalosa realidad (millones de viviendas vacías, millones de viviendas que se han construido sin que fuesen necesarias como alojamiento) compromete a los poderes públicos responsables. 

Con más información y más conocimiento no sería tan fácil respaldar con el Planeamiento Urbanístico crecimientos urbanos que sólo persiguen la apropiación para unos pocos de grandes plusvalías generadas por unos desarrollos urbanos contrarios al interés general . 

Con más información y más conocimiento, los poderes públicos tendrían que tomar medidas, contrarias a intereses poderosos y probablemente impopulares, para ponerle las bridas al modelo del ladrillo y corregir el despilfarro que supone millones de viviendas sin utilizar. 

Ahora que cada vez se habla mas de “transparencia”, para que este derecho no se convierta también en un concepto vacío es imprescindible que cuanto antes los poderes públicos se comprometan a generar y difundir toda la información necesaria para que la opacidad reinante no siga perjudicando los intereses generales que ampara la Constitución en relación con el desarrollo urbano y el derecho a la vivienda.

martes, 12 de febrero de 2013

MAYOR SEGURIDAD REQUIERE MEJOR ESPACIO PÚBLICO

Por Martín Marcos. Arquitecto y urbanista. Profesor Titular FADU UBA. 










¿Es posible sumar desde otra mirada disciplinar a un problema tan complejo y urgente? ¿Un buen espacio público puede inducir comportamientos sociales y hacer más segura una ciudad? Algunos sostienen que reparar rápido las “ventanas rotas” y volver a pensar la calle son la mejor política preventiva. 

En 1969 Philip Zimbardo, profesor de la Universidad de Stanford, realizo un experimento en el marco de sus investigaciones sobre psicología social. Estacionó un automóvil sin patente con el capot levantado en una calle del descuidado Bronx de Nueva York; y otro similar en una calle del rico barrio de Palo Alto, California. El automóvil del Bronx fue atacado en menos de diez minutos. Su aparente estado de abandono habilitó el saqueo. El automóvil de Palo Alto no fue tocado por más de una semana. Luego Zimbardo dio un paso más, rompió una ventana con un martillo. De inmediato los transeúntes comenzaron a llevarse cosas. En pocas horas, el auto había sido totalmente deteriorado. En ambos casos muchos de los saqueadores no parecían ser gente peligrosa. La experiencia, que derribó más de un prejuicio, habilitó que los profesores de Harvard George Kelling y James Wilson desarrollaran en 1982 la Teoría de las Ventanas Rotas: “Si una ventana rota se deja sin reparar, la gente sacará la conclusión que a nadie le importa y que el lugar no tiene quien lo cuide. Pronto se romperán más ventanas, y la sensación de descontrol se contagiará del edificio a la calle, enviando la señal de que todo vale y que allí no hay autoridad”. 

A raíz de ello Kelling fue contratado –mucho antes de Rudolph Giuliani y sus controvertidas políticas de “tolerancia cero”– como asesor del subte de Nueva York, donde reinaban la inseguridad y el delito. Su primer desafío fue convencer al progresista alcalde de la ciudad, el demócrata Ed Koch, que la solución no era poner más policía y hacer más arrestos, como la mayoría reclamaba, sino limpiar e impedir sistemáticamente los graffitis en los vagones, hacer que todo el mundo pague su boleto, y erradicar el vagabundeo en el subte. Pese a la lluvia de críticas, la transformación del Metro de Nueva York comenzó mediante símbolos y detalles concretos, pero muy visibles, que restablecían el orden y la autoridad. Hasta el afamado diseñador Massimo Vignelli, autor de la señalización, resolvió invertir los colores de sus carteles a tipografía blanca sobre fondo negro para desalentar a los graffiteros. Hoy es un modelo de espacio público seguro y eficiente; y un emblema que los neoyorquinos no están dispuestos a volver a poner en riesgo.

La idea es sencilla pero poderosa: Las malas costumbres se contagian rápido; pero las buenas, con esfuerzo y continuidad, pueden desplazarlas. ¿Cuantas cosas a nuestro alrededor están en estado crítico por nuestra indiferencia ante el primer síntoma de que algo no estaba bien? ¿Cuántas ventanas rotas vemos por día? Se trata de marcar los límites y evidenciar malas prácticas y hábitos con estrategias situacionales y preventivas que involucren tanto a las autoridades como a la comunidad en una resolución participativa de los problemas. Pero también reivindicar el rol del Estado en la regulación y control de un ámbito donde siempre debe privilegiarse el interés general por sobre cualquier apropiación particular –pequeña o grande- por mas justificada que sea. A diferencia de lo que muchos sostienen desde una errónea perspectiva libertaria, la convivencia democrática en el espacio público exige restringir la libertad individual para maximizar su buen uso y el disfrute colectivo. 

Algunas de las ciudades más exitosas en esta materia han salido de sus espirales de deterioro conjugado la planificación proactiva con alta calidad de diseño, materiales y construcción; sumado a la instalación de una cultura de la higiene urbana y el mantenimiento constante; o como le gusta decir al ex-alcalde de Curitiba, Jaime Lerner: “Obsesión por la acupuntura urbana”. 

Una de las primeras en señalar estas cuestiones fue Jane Jacobs, famosa y polémica militante por los derechos civiles en Nueva York. Inicialmente ridiculizada por los tecnócratas del urbanismo moderno, hoy es reivindicada y citada hasta por el propio presidente Obama. En su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” (1962) va a rescatar las ricas preexistencias de la ciudad multifuncional, compacta y densa donde la calle, el barrio y la comunidad son vitales en la cultura urbana. “Mantener la seguridad de la ciudad es tarea principal de las calles y las veredas”. Para ella una calle segura es la que propone una clara delimitación entre el espacio público y el privado, con gente y movimiento constantes, manzanas no muy grandes que generen numerosas esquinas y cruces de calles; donde los edificios miren hacia la acera para que muchos ojos la custodien. 


Como plantea la ONU: “El futuro de la humanidad y del planeta depende de tener mejores ciudades”. Sabemos que replegarnos al espacio privado, o huir al insustentable urbanismo difuso de las periferias no es solución y agrava el problema. Nuestra “calidad de vida” no puede depender de ghettos custodiados por murallas, alarmas y ejércitos privados. Por eso reducir la inseguridad y los niveles de temor es tan prioritario como hacerlas más eficientes, integradas y creativas. Debemos volver a mirar el espacio público como el corazón de la vida moderna; su diseño, su uso, su gestión y nuevas funciones. Invertir nuestra habitual lógica proyectual y definir los sólidos solo a partir de una clara toma de partido sobre que vacíos queremos. Desde allí repensar la calle, la plaza, el parque; el arbolado y el paisaje urbano, aquello que nos permite construir identidad y experimentar el encuentro, el intercambio y la diferencia. “Un sitio se hace lugar solo cuando nos apropiamos culturalmente de él”, diría Heidegger.

Recientes investigaciones demuestran que estas correspondencias entre diseño urbano, comunidad y espacio público son complementos ideales para la implementación de una política de seguridad consistente. Bill Hillier, Profesor de la Universidad de Londres, desde su Laboratorio de Sintaxis Espacial investiga y mapea los flujos entre delito, lugares y población. Millones de datos relevados y años de análisis le han permitido concluir, igual que Jacobs, que la ciudad compacta y densa es más segura que los barrios residenciales de baja densidad. Las zonas especializadas o mono-funcionales con poca presencia de viviendas -que pierden vitalidad y peatones a cierta hora- tampoco son recomendables. La calle vuelve a ser clave y recomienda anchos acotados -no sobredimensionarla- y tejido compacto mediante edificios que conformen una grilla con buena densidad poblacional. Las torres exentas con rejas o paredones hacia la calle y los shoppings endogámicos que se aíslan del espacio público, no ayudan. Lo ideal: Manzanas con comercios en planta baja y edificios de departamentos en los pisos superiores, conformando calles y barrios animados y heterogéneos que mezclen distintos tipos de gente y actividades; desde educativas, culturales, e institucionales, hasta comerciales, turísticas y productivas ambientalmente compatibles. 

La problemática de la seguridad debe ser parte de la normativa urbanística y de los retos iniciales del proyecto, la arquitectura y la obra pública. Las angustias e imposibilidades actuales nos desafían a exigir e innovar desde otras lógicas, con mayor participación y menos especulación. Tal vez desterrar lo que Luis Fernández Galiano denomina “arquitectura urbicida” -aquella que responde más al ego y/o a una oportunidad de negocio que a hacer mejor ciudad- sea un buen comienzo.

jueves, 17 de enero de 2013

A VUELTAS CON LA VIVIENDA

Por: Julio Vinuesa Angulo. 

La reiteración de notas de prensa sobre la bajada de los precios de la vivienda, sobre la dimensión del stock sin vender o sobre las declaraciones de la Ministra de Fomento anunciando una decidida política a favor del alquiler, vienen siendo casi una constante en la prensa durante los últimos meses.

Aunque sea cuestionable la fiabilidad de la información, es una evidencia constatable el descenso de los precios de la vivienda y que el “abaratamiento” es muy desigual según las zonas (ver estudios de precios del Ministerio de Fomento y de idealista.com). 

También es una evidencia que no se sabe cuántas viviendas hay sin vender y menos aún cuantas viviendas vacías están en el mercado a la espera de comprador o de inquilino. Es un hecho que contribuye a la escasa transparencia del mercado y que sin duda beneficia a la oferta y perjudica a quienes necesitan una vivienda. El stock actual es necesariamente mayor de lo que interesadamente se difunde ya que el exceso de oferta es uno de los principales causantes del descenso de los precios. Hay que insistir en que hablar, como siempre se hace, del stock y de la demanda a nivel nacional es una simplificación excesiva. Es clamorosa la falta de información y de conocimiento sobre el parque de viviendas y sobre los flujos de hogares, tal como ya hemos denunciado en repetidas ocasiones en este blog.

A partir de las últimas proyecciones de población del INE (4/12/2012), cabe estimar que los saldos netos de hogares (básicamente, diferencia entre los que se crean por emancipación y los que desaparecen por extinción) entre 2012 y 2022, estarán en torno a los 700.000 hogares, unos 90.000 anuales durante el primer quinquenio y unos 50.000 en cada uno de los cinco años siguientes. El efecto incorregible de la “inercia” de la estructura de la pirámide de edad está detrás de una fuerte tendencia decreciente. 

Sin entrar en detalles territoriales –hay zonas con mayores concentraciones de oferta o de demanda - cabe decir que con la oferta existente (viviendas construidas sin vender, más el stock preexistente de viviendas vacías utilizables: en total unos cinco millones) habría ya viviendas construidas para atender las necesidades de los nuevos hogares al menos durante los dos próximos decenios. El stock actual de viviendas disponibles va a evolucionar de forma muy desigual por zonas y tipologías y, sobre todo, de su localización, pero en todo caso debería conducir a la redimensión y reconversión del sector inmobiliario y de las “políticas de vivienda”. 

En todo caso, para asegurar el derecho a un alojamiento digno es imprescindible que exista una oferta asequible, variada y adecuada de vivienda en alquiler y, por obvio que parezca, es necesario tener en cuenta que la localización es uno de los principales factores diferenciadores a la hora de satisfacer las necesidades de alojamiento de un hogar. 

Las frecuentes declaraciones oficiales sobre políticas en favor del alquiler y de la rehabilitación no son una novedad. Basta con mirar los enunciados de los cuatro o cinco últimos Planes Estatales o Regionales de Vivienda, o los programas de las diferentes formaciones políticas para las elecciones habidas en los últimos quince o veinte años. Tampoco es nuevo que, mientras se proclaman el apoyo a las ayudas al alquiler, algunos gobiernos regionales como el de la Comunidad de Madrid se afanan en vender las viviendas del IVIMA a sus inquilinos

Sí son una novedad o la restricción de ayudas a la vivienda protegida en venta y la retirada del tratamiento fiscal favorable a la compra, que no es más que una forma de “animar” el mercado, con repercusión inflacionista sobre los precios. 

Hace ya varios decenios que en España no hay escasez absoluta de viviendas, hay muchas más viviendas que hogares y sin embargo se sigue vinculando la política de vivienda con el apoyo al sector inmobiliario y a la industria de la construcción. ¿Por qué apoyar a unos sectores económicos sobredimensionados y que han obtenido extraordinarios beneficios? ¿Por su peso en la economía nacional y por la consiguiente concentración de poder que acumulan? ¿Cómo hay que valorar las recientes declaraciones del ministro Luis de Guindos? Cuando afirma: “El crédito debe volver a fluir para quienes se lo merecen, no para los inmobiliarios".

El problema de la vivienda en España exige que la política de vivienda se centre en la creación y el desarrollo de un parque de vivienda social en alquiler (no tiene por qué ser exclusivamente público), como existe en la mayor parte de los países europeos, que sirva para resolver las necesidades de vivienda-alojamiento de al menos un 15% de los hogares. La vivienda digna y adecuada para la población inmigrante por motivos de trabajo es un tema pendiente y con una enorme potencialidad de generar conflictos sociales. Las políticas de apoyo al alquiler, que garanticen unas condiciones dignas de alojamiento y eviten la formación de guetos, son prioritarias y urgentes. Nada tiene que ver esta propuesta con la constitución de un fondo social de viviendas “destinadas a ofrecer cobertura a aquellas personas que hayan sido desalojadas de su vivienda habitual por el impago de un préstamo hipotecario”. La Política de Vivienda debe dejar de ver el alquiler como algo específico de situaciones de exclusión o de extrema debilidad económica. 

Las políticas de apoyo a la rehabilitación son otra prioridad. Por una parte, como alternativa a la expansión urbana, que ha supuesto unos “consumos” innecesarios de territorio. Por otra parte, porque la rehabilitación de viviendas es un componente fundamental de la necesaria regeneración y revalorización (no debe entenderse sólo en su acepción económica) de los espacios centrales de nuestras ciudades y del parque inmobiliario en general. 

La construcción de muchas más viviendas de las necesarias no ha sido un error de sobreestimación de la demanda de viviendas para alojamiento de un hogar. Muchos se tomaron al píe de la letra que todo era urbanizable y, lo que es peor, que todo debía ser urbanizado y construido cuanto antes. Ha sido un proceso coherente con el modelo económico, con la excesiva importancia de la actividad inmobiliaria y de la construcción en el PIB, con su relevancia en la financiación de las haciendas locales y regionales y en las expectativas de enriquecimiento para las economías familiares. Es muy conveniente leer algunos artículos (Eugenio Burriel, 2008), y (Onofre Rullán, 2007) que han explicado “la burbuja” desde una perspectiva territorial y no exclusivamente económica. 

Todo el mundo veía en la vivienda una magnifica oportunidad de inversión, favorecida por las facilidades de financiación, sin querer detenerse a pensar en la insostenibilidad del proceso. Todos estaban absolutamente centrados en las fuertes plusvalías del momento, comenzando por las administraciones públicas, deslumbradas por la capacidad de financiación que proporcionaba el “desarrollo” urbano. La construcción de viviendas ha respondido al impulso generado por las expectativas de obtener enormes plusvalías en el proceso de clasificar y calificar suelo, especular con el suelo, urbanizar, construir, vender/comprar viviendas como “activo económico” con fuertes revalorizaciones en un contexto de fácil financiación. (Pueden consultarse nuestros vídeos de algunas de las sesiones de anteriores curso en La Casa Encendida: "¿Cuántas más viviendas mejor?" y “Los excesos territoriales del modelo de desarrollo urbano español"

Pero el exceso de viviendas, con graves consecuencias económicas en el presente y territoriales también para el futuro, no aminora los problemas de alojamiento para una proporción muy importante de hogares. La explosión de la “burbuja” debería servir para una reconsideración del planeamiento urbano a escala local y regional. Para que además de dar respaldo legal a las expectativas de crecimiento garantice racionalidad territorial al dimensionar el desarrollo residencial de acuerdo con las auténticas necesidades de alojamientos. 

El Planeamiento Urbanístico municipal viene sirviendo para dar respaldo técnico y legal a unas previsiones de crecimiento a todas luces inverosímiles cuando se totalizan. El Planeamiento, promovido y apoyado por todo tipo de Ayuntamientos y Gobiernos Regionales, da respaldo legal para construir en España viviendas que podrían alojar a una población dos o tres veces mayor que la actualmente existente, cuando todo indica, desde hace quinquenios, que la población española está en una fase estacionaria, sin crecimiento. Reiteramos por último, que no basta con denunciar la corrupción urbanística; hay que comenzar por erradicar la corrupción del Urbanismo.

miércoles, 20 de junio de 2012

MEDIDAS DEL GOBIERNO RESPECTO AL MERCADO DE ALQUILER

Las Medidas del Gobierno para fomentar el mercado de alquiler (ver Anteproyecto de Ley de Medidas de Flexibilización y Fomento del Mercado de Alquiler de Viviendas) se verán contrarrestadas al reintroducir la fiscalidad favorable a la compra.

En el Informe Anual 2011 del Banco de España se dice:
“A finales de 2011 se reintrodujo la desgravación fiscal por adquisición de vivienda, tras su eliminación para las rentas superiores a 24.000 euros a principios de año, y se extendió la rebaja temporal del IVA aplicado a la compra de vivienda nueva. Estas medidas, que en principio deberían contribuir a impulsar la demanda de vivienda y a acelerar la absorción del elevado stock residencial sin vender, suponen un paso atrás en la necesaria neutralidad fiscal entre la tenencia de vivienda en alquiler y aquella en propiedad”. (ver Informe Anual, 2011, p.121)
Estamos nuevamente ante un discurso repetido muchas veces y nos parece una oportunidad para volver a recordar las propuestas que venimos defendiendo desde hace tiempo (ver las sesiones: ¿Cuántas más viviendas, mejor? y Más viviendas en alquiler - Ver vídeo). En España se necesita un mercado de viviendas en alquiler, como existe en todos los países europeos. Pero es preciso que los poderes públicos apuesten de verdad por el fortalecimiento del mercado de alquiler, partiendo de la idea de que la política de vivienda debe tener fundamentalmente un carácter social.


Confiamos en que llegue un día en que todos entendamos que las ayudas fiscales a la compra de vivienda no son sino ayudas económicas para la promoción. Los vendedores de vivienda terminan apropiándose del importe de la desgravación mediante la elevación de los precios que permite la mayor capacidad de los compradores (ver artículo sobre “Política de Vivienda y Urbanismo”).

La Comisión Europea y, más recientemente, el FMI han reclamado a España que elimine la deducción fiscal por compra de vivienda, pero el PP incorporó a su Programa en las elecciones de 2011 la recuperación de las desgravación por compra de vivienda y fue una de las primeras medidas adoptadas por el Gobierno.

Otras lecturas recomendables sobre el tema