Segunda Sesión del Curso
“¿Cómo va a mejorar el medio ambiente urbano?” ha sido el tema de la segunda sesión del curso: “La Revisión del Plan General: ¿Una oportunidad para participar en el futuro de Madrid?”, que se viene desarrollando durante los meses de octubre de 2012 a mayo del 2013.
En la línea del Curso, esta sesión se centró en debatir sobre el diagnóstico que hace el Plan acerca de la situación del medio ambiente urbano, así como las distintas acciones que se plantean para mejorarlo.
Participaron Silvia Villacañas Beades, Consejera Técnica de la Subdirección General de Ordenación y Patrimonio Protegido del Ayuntamiento de Madrid y Rafael Córdoba Hernández de Ecologistas en Acción. Felipe Fernández García, Catedrático de Geografía Física, moderó la sesión.
¿Cómo va a mejorar el medio ambiente urbano?
El moderador dio inicio con una reflexión acerca de la importancia de participar en el futuro de Madrid, en definir desde la ciudad que tenemos ¿qué ciudad queremos? Mencionó que para lograrlo es necesario además de conocer la información del Plan, opinar y debatir para confrontar una visión que podríamos llamar oficial, con la de otros colectivos que proponen sus alternativas y puntos de vista para mejorar la ciudad.
Recientes reflexiones en torno al debate indican que:
- “El futuro de Europa depende de la capacidad de sus ciudades para afrontar los retos del cambio climático”, mensaje del informe sobre la adaptación urbana al cambio climático, publicado este mismo mes por la Unión Europea.
- “Hay que empezar a cambiar desde las ciudades” publicaba recientemente el boletín del CONAMA, en una entrevista con Suzana Kahn, secretaria de Economía Verde de la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Río de Janeiro.
Ambos mensajes reflejan el importante papel de las ciudades en un mundo en crisis (no sólo económica), sino ambiental y social. A esta situación se ha llegado a lo largo de un proceso, no muy dilatado en el tiempo, pero sí muy intenso, si se evalúan los cambios experimentados en la naturaleza y los impactos que ellos han provocado y están provocando en la sociedad, los ecosistemas y la economía mundial.
El siglo XX ha sido el siglo del ambientalismo, de la preocupación por los aspectos ambientales y por las transformaciones que el hombre introduce en la naturaleza. Se toma conciencia del deterioro ambiental debido a la presión humana y de las consecuencias que en un futuro no muy lejano podría tener tal deterioro sobre aspectos esenciales como la producción de alimentos, el agua y los recursos naturales, en general.
En 1972, en la conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo, se introdujo por vez primera en la agenda política internacional la dimensión ambiental, como factor condicionante del modelo tradicional de crecimiento económico y del uso de los recursos naturales. Pero también, el siglo XX ha sido el de la urbanización: la población urbana ha pasado de un 15% en 1890 a más del 50% en el año 2000 y las proyecciones futuras indican que este fenómeno continuará a lo largo de este siglo, de tal modo que en 2050 el 70% de la población vivirá en ciudades de más de 10 millones de habitantes, por lo que las mega ciudades serán el fenómeno urbano del siglo XXI, según las previsiones de diversos informes de las Naciones Unidas en 2008.
La ciudad constituye la forma más radical de transformación del paisaje natural y su aparición da lugar a un espacio eminentemente antropizado en el que la actuación del hombre se manifiesta, no sólo en el plano y la morfología de las ciudades, sino que afecta a la calidad del aire (contaminación) y al clima: la ciudad modifica el clima regional y crea su propio microclima que se caracteriza por un aumento térmico en relación a las áreas próximas no urbanas: el conocido efecto de isla de calor.
En la ciudad se reproduce a escala local, lo que con el cambio climático está sucediendo a escala global. El aumento térmico y la contaminación son los dos rasgos distintivos del medio ambiente urbano y son también los dos principales factores de riesgo para sus habitantes con efectos directos sobre la mortalidad, la morbilidad y el estrés. Factores de riesgo que se multiplican y potencian por el número de personas afectadas y por los grupos de riesgo que en una población envejecida aumentan de forma considerable.
Además, la isla de calor, influye de forma directa en el aumento del consumo de electricidad, especialmente en verano, con el consiguiente aumento de las emisiones de contaminantes. Igualmente, las concentraciones de ozono troposférico se incrementan en un 5% por cada grado de calentamiento por encima de los 22ºC, lo que influye en la proporción de las personas expuestas a este contaminante y que se une a los ya clásicos como el CO2, el NO2 y las partículas.
Pero el problema es aún más grave, si tenemos en cuenta que la magnitud del proceso de urbanización trasciende los límites propiamente urbanos y sus efectos se manifiestan a numerosas escalas: el área ocupada por las ciudades, apenas representa el 2% de la superficie del planeta, su impacto, la denominada huella ecológica, se extiende mucho más allá de sus límites, convirtiendo las ciudades en auténticos “puntos calientes” a partir de los cuales se originan alteraciones ambientales que alcanzan la escala de lo global: las zonas urbanas consumen más del 75% de los recursos naturales y de ellas proceden más del 80% de las emisiones de gases a la atmósfera.
Las dos frases de inicio respecto a este tema, adquieren todo su significado:
- las medidas aplicadas en las ciudades no sólo repercutirán sobre su entorno próximo, sino que irán mucho más allá: el futuro de Europa depende de la capacidad de aguante (la resiliencia frente al cambio climático, o global), y
- el cambio (las transformaciones necesarias para mantener un mundo habitable) comienzan en las ciudades.
Como reflexión final, y con la ciudad como protagonista, se tiene el reto de arbitrar medidas para recuperar la calidad ambiental que se ha dado en gran parte por la mala gestión del medio. El Plan General de Madrid representa el futuro de lo que se hará con nuestra ciudad.
Silvia Villacañas Beades, centró su presentación en dos aspectos: ¿Qué diagnóstico hace el Plan del medio ambiente urbano?, tomando como punto de partida la evaluación del PGOUM 97 en materia de medio ambiente y el diagnóstico de la situación actual, y ¿Qué tipo de actuaciones o determinaciones se plantean para mejorarlo?, a partir de las propuestas estratégicas y de ordenación en materia de Sostenibilidad y Medio Ambiente.
La evaluación del Plan General del 97, disponible en la web del Ayuntamiento de Madrid, evidencia un planeamiento efectuado al límite de capacidad, según se puede apreciar en la siguiente imagen (con detalle a los desarrollos del sureste).
A pesar de esta situación también se lograron implementar un extenso programa de actuaciones que incluyen conectores y zonas verdes, carriles bici, mejoras peatonales, correcciones acústicas, actuaciones de integración del ferrocarril y planes especiales temáticos. Como un ejemplo, esto permitió consolidar 2.021 Ha de zonas verdes, 80% de lo previsto en el PGOUM 97, situación que incrementó la dotación de 11,5 m²/ hab. a 19,38 m²/hab.
Además, la situación actual evidencia un avance en los procedimientos de evaluación ambiental, un mayor sustento legal (legislación ambiental Ley 2/2002, Ley 9/2006 y la legislación urbanística Ley 9/2001, RDL 2/2008) así como una mayor concienciación general en materia ambiental y una mejor situación de partida. Pese a ello todavía quedan muchos aspectos por resolver, respecto a otras temáticas, destaca la fuerte dependencia energética de la capital, con un 97,4% de energía importada, siendo los sectores de la construcción (50%) y los transportes por carretera (35,5%) los de mayor consumo. Además del hecho de que sólo un limitado 2,6 % de energía primaria, proviene de fuentes renovables.
En síntesis el diagnóstico ambiental y de sostenibilidad, identifica como puntos fuertes:
- Biodiversidad y riqueza ecológica.
- Oferta y utilización de transporte público.
- Incremento de espacios peatonales en zonas centrales.
- Tendencia a una mejora general de la calidad del aire.
- Comportamiento global sostenible en términos de densidad y compacidad.
Y como puntos débiles:
- Problemas persistentes de ciertos contaminantes atmosféricos.
- Zonas con problemas acústicos por tráfico rodado y ocio nocturno.
- Elevados porcentajes de viajes en vehículo privado entre periferias.
- Fuerte dependencia energética.
- Falta de actividad económica y centralidad de gran parte de los barrios periféricos.
- Problemas de vulnerabilidad social, económica y ambiental en barrios de vivienda de la periferia urbana años 60-70.
Entre las propuestas que se plantean dentro de la Revisión del Plan General esta:
Regeneración de la ciudad consolidada: para lograr este objetivo se propone identificar la vulnerabilidad de cada zona para aplicar en ella de acuerdo a sus necesidades: sociales, económicas y ambientales, distintos programas encaminados a revertir las tendencias negativas. Como herramienta se propone el empleo de un planeamiento dinámico (SIG Habitabilidad) y planes integrales ligados a las ordenanzas de rehabilitación. También se propone el fortalecimiento de las centralidades periféricas, con el fin de fomentar la cohesión territorial a partir de una equidad en la distribución de los equipamientos, el transporte púbico, las actividades económicas y las oportunidades de aprovechamiento en el suelo urbano.
Red ambiental de zonas verdes y espacios libres: esta red se constituye a partir de tres componentes: parques (metropolitanos, urbanos, distritales y locales), áreas estanciales (plazas, jardines, espacios representativos) y corredores ambientales (bulevares, bordes paisajísticos, vías pecuarias y arroyos).
Práctica urbanística ambientalmente responsable: con el fin de sistematizar la incorporación de la variable ambiental en la práctica urbanística. Para lograrlo se establecen tres instrumentos:
- Sistema de indicadores de evaluación continua y apoyo a decisiones.
- Ordenanzas reguladoras de contenidos ambientales de planes de desarrollo y proyectos (adecuación entre ordenación y el soporte territorial, balance energético, confort térmico, criterios bioclimáticos, gestión del agua, redes de movilidad sostenible, etc.).
- Control del impacto urbanístico de los usos del suelo (ambiental, por afluencia de personas, movilidad urbana, etc.).
Como conclusión, la ponente resaltó el papel que tiene el plan en el medio plazo para tratar de corregir los problemas ambientales de la ciudad de Madrid. Se toman como punto de partida: la necesidad de vincular los aspectos urbanísticos y medioambientales y desarrollar instrumentos que faciliten, sistematicen y controlen los impactos hasta ahora producidos.
Rafael Córdoba Hernández, en primer lugar hizo un llamamiento a la participación y ha convertir más amigables y accesibles los documentos de revisión del Plan. Posteriormente desarrolló una diagnosis de la situación de las ciudades españolas con énfasis en el caso de Madrid, para finalmente hacer algunas propuestas y conclusiones al respecto.
Partió de la pregunta ¿Qué motivos hacen necesaria la sostenibilidad en las ciudades? Algunas de las respuestas presentadas por el ponente resaltan que en ellas es donde se manifiestan de forma más acusada la gran mayoría de los problemas ambientales. Además son grandes demandantes de recursos naturales y energéticos debido a la gran cantidad de población que reciben y que incrementan los problemas económicos y sociales. Ante esta situación se tienen dos modelos distintos a seguir:
De los anteriores Planes Generales de Ordenación Urbana del 85 y 97, se evidencia cómo el urbanismo cobra un papel preponderante ligado a un débil control del crecimiento urbano.
Ante esta situación, se debe poner atención al concepto de flexibilización y plantear un nuevo modelo alternativo que:
- Busque el cumplimiento de las sentencias en materia de una utilización racional del suelo.
- Una participación ciudadana real.
- No incorpore al cómputo de cesión de zonas verdes y espacios libres las paredes vegetales.
- Evite el desarrollo de nuevos campos de golf.
- Apueste por la rehabilitación urbana.
- Conserve los bienes patrimoniales y les dé un uso social.
Finalmente, llama la atención sobre la dificultad actual de lograr cambios significativos, que no requieran de tanto tiempo y sean más incluyentes. Además aboga por un modelo que permita un reforzamiento del movimiento asociativo que apoye la búsqueda de logros a nivel local que repercutan en lo global.